viernes, 25 de junio de 2010

Aislan a rastafaris en cárceles por no cortarse el pelo

JARRATT, 25 junio 210 (AP). Por el trato que recibe, Kendall Gibson parecería uno de los prisioneros más peligrosos: ha pasado más de 10 años aislado en una celda del tamaño de un baño, 23 horas al día sin salir.

Gibson es un reo del centro correccional Greensville, en Virginia. La sección para reos segregados donde se encuentra es la vivienda temporal para los peores, los demasiado violentos para vivir entre el resto de los rechazados por la sociedad y entre ellos Gibson ha sido una figura constante.

El dice que está ahí no por los crímenes que cometió sino por su cabello.

Tiene el cabelllo estilo rasta, unas largas greñas desarregladas, conocidas como dreadlocks. Según una norma del Departamento de Centros Correccionales de Virginia, eso lo convierte en una amenaza.

La norma entró en efecto el 15 de diciembre de 1999 y desde entonces los reos tienen dos opciones: cortarse el pelo y afeitarse o ser puestos en segregación administrativa.

Al comienzo Gibson era uno de casi 40 presos que optaron por la segregación antes de cortarse el pelo. Para 2003 cuando unos cuantos presentaron una demanda federal contra el departamento por su detención, 23 continuaban segregados.

La demanda no prosperó así que algunos se dejaron vencer ante la presión del aislamiento constante sin la visita de sus seres queridos, ni programas educativos o religiosos. Otros simplemente salieron libres.

En la actualidad es difícil saber cuántos continúan aislados. El Departamento de Centros Correccionales no proporcionó la información pero ha confirmado 10 nombres proporcionados a The Associated Pres por un grupo de presos rastafarios.

Al igual que la mayoría de los rastafarios segregados, Gibson no se convirtió en creyente hasta después de que lo encarcelaran. Entonces tenía 18 años y comenzaba su sentencia a 47 años por robo, secuestro y cargos relacionados con armas. Adoptó el nombre de Ras Talawa Tafari.

La religión rastafaria se deriva de la Biblia y mezcla influencias africanas y caribeñas. Por muchos es considerada una forma de vida o movimiento más que religión. Sus principios son la unidad con dios, la naturaleza y la solidaridad, pero su organización no es rígida y los seguidores pueden adherirse a otras congregaciones.

Los rastafarios creen que Jah, o dios, vive en ellos y que no hay necesidad de una iglesia. Fuman marihuana como sacramento y siguen una dieta vegetariana.

La cuestión del pelo es opcional para algunos, pero la mayoría cree que está escrito en la Biblia, en el voto de los nazarenos (Números 6:5) "No pasará navaja sobre su cabeza".

Gibson nunca ha pensado en cortarse el pelo desde que la política fue anunciada hace 10 años. "Jah no me llevó a pensar que esta orden era una carga suficiente para doblegarme", dijo.

En la semana lo dejan salir cinco veces a una especie de jaula durante una hora para que se entretenga. El resto del tiempo la pasa en su celda de dos metros y medio por tres (ocho pies por diez) y sólo sale para ducharse por 20 minutos tres veces a la semana.

Si se sube en su cama puede ver a los otros prisioneros en el patio, pero si mira más allá en el bosque a veces encuentra un venado.

La posición del Departamento de Centros Correccionales es que los presos pueden salir de la segregación cuando lo deseen. Son ellos los que toman la decisión de aislarse al negarse a cortarse el cabello, dijo el vocero Larry Traylor.

"Las reglas deben cumplirse para tener un ambiente seguro para todos", dijo Traylor. "Un reo que no sigue las reglas pone en riesgo las operaciones normales de la prisión y es un riesgo para otros reos y el personal".

Virginia es uno de unos 12 estados, la mayoría en el sur de Estados Unidos, que limitan el largo del cabello y la barba de los presos, según la Asociación de Administradores de Centros Correccionales Estadounidenses. Unos pocos de ellos cuentan con instalaciones religiosas para rastafarios, musulmanes, sijs, indígenas y otros cuya religión les prohibe cortarse el cabello.

Para los prisioneros federales no hay políticas al respecto.

La Corte Suprema ha dicho que las protecciones constitucionales, como el derecho a ejercer su religión no terminan en la puerta de la cárcel. El Congreso ha dicho que las instituciones pueden restringir las libertades religiosas sólo por motivos convincentes como la seguridad, pero las políticas deben ser los medios menos restrictivos para lograrlo.

A pesar de todo esto los reos pocas veces tienen éxito al apelar contra las políticas de las prisiones.

Un indígena estadounidense pasó un año en su celda y perdió otros derechos antes de que una corte federal de apelaciones dictara en 2005 que el sistema de prisiones de California y su prohibición sobre los cabellos largos violaba su libertad religiosa.

En 2002 un grupo de reos federales rastafarios y musulmanes que estaban encarcelados en Virginia apeló la política de apariencia personal y una corte federal ordenó que el Buró de Prisiones los transfiriera a otras instalaciones en las que no existían estas políticas. La corte también solicitó que el sistema carcelario federal evalúe las creencias religiosas de los reos y evite enviarlos a Virginia u otros estados.

Pero en 2008, en el caso que presentaron los reos de Virginia, una corte federal de apelación aceptó el argumento del Departamento de Centros Correccionales de que los presos podrían esconder armas y otros objetos en su cabello o cambiar su apariencia para intentar escapar.

Kent Willis, director ejecutivo de la rama de Virginia de la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos que representó a los presos, dijo que con el resultado los creyentes más sinceros serían los más castigados.

"No se trata de centros correccionales, no se trata de seguridad, se trata de castigos y en este caso la gente está siendo castigada por sus creencias religiosas".

En la actualidad el departamento le corta el pelo a cada preso cuando ingresa a la cárcel, y si se niega se puede utilizar una "fuerza razonable" para restringirlo. Si los prisioneros dejan que su cabellera crezca de nuevo y se niegan a cortarla son segregados como Gibson.

En el caso de Gibson había otros cinco acusados que ahora están libres. Se le ha negado la libertad condicional en 12 ocasiones por la misma razón: la seriedad de su crimen, pero también cree que su rechazo a cortarse el pelo puede tener algo que ver.

A pesar de todo ve las cosas con optimismo.

"La vida es lo que uno hace con ella", dijo. "Jah le dio a cada persona la plenitud del libre albedrío para crear su propio cielo o infierno y para disfrutar o sufrir".