LONDRES, 12 agosto 2010 (UNO).- Los fenómenos paranormales están a la orden del día en las casas de los famosos. La última que ha tenido que recurrir a los servicios de un chamán para 'limpiar' su residencia de malas energías ha sido Kate Moss.
La modelo recurrió recientemente a un profesional de la brujería porque en los últimos meses ha experimentado episodios de mala suerte en su lujosa residencia de Londres, en la que vive con el rockero Jamie Hince y su hija Grace Lila. Su novio, que es un ferviente creyente de lo sobrenatural, ha sido el que la ha convencido para que se pongan en manos de este sacerdote chamán.
Según el periódico 'The Sun', la pareja está preocupada por haber tenido que sufrir hechos tan desgraciados como la sustracción de una pintura original de Banska, valorada en 61.000 euros; o la inundación de su hogar con aguas residuales, que causaron daños estimados en 77.000 euros.
Otra 'top-model' de los noventa que no tuvo tino a la hora de elegir mansión fue Claudia Schiffer. La teutona y su marido Matthew Vaughn compraron una propiedad en Suffolk (Gran Bretaña) que tenía su propio fantasma. Al parecer, entre las paredes del edificio (cuya construcción se remonta al siglo XVI) vagaba el espíritu de una monja llamada Penélope. Según recoge la leyenda, cualquiera que descolgara las pinturas del lugar de donde estaban colocadas sufriría los efectos de la maldición, atrayendo hacia sí la mala suerte. Ante esas circunstancias, la ex maniquí contrató en 2003 a una exorcista llamada Elizabeth Bridgeman para echar a este ente maligno.
Al contrario que Moss y Schiffer, Sting convive con los fantasmas con bastante más naturalidad. El que fuera líder de Police confesó en noviembre de 2009 al portal 'ContactMusic' que, aunque era incapaz de creer en los espíritus de forma "intelectual", experimentó su presencia "a nivel emocional" en una antigua casa en la que residió hace años. "Una noche me desperté a las tres de la madrugada y vi a mi mujer de pie en una esquina, sosteniendo a un niño y mirándome fijamente. Muchas cosas raras ocurrieron allí", revelaba el cantante.
Los Jonas Brothers tampoco se libraron de adquirir una casa encantada. El grupo juvenil compró una vivienda que, según el reputado médium de Hollywood Kenny Kingston, tenía una larga historia de amores prohibidos, fiestas decadentes, hijos ilegítimos y hasta un misterioso incendio que dañó su fachada veinte años atrás. "Mis espíritus me cuentan que la casa tiene un pasado poco saludable y, por tanto, los hermanos Jonas deberían cuidar su propia salud mientras vivan ahí. Por eso la casa debería ser bendecida antes de que ellos se muden", afirmó Kingston al portal 'wenn.com'.
Nicolas Cage es un reincidente en habitar casas embrujadas. Tras confesar que en los años ochenta sufrió un desagradable suceso paranormal durante su breve estancia en casa de su tío Francis Ford Coppola cuando se abría camino en la 'meca del cine', en 2007 se hizo con la Mansión Lalaurie, en Nueva Orleáns (Estados Unidos). Durante la época de la esclavitud, un médico cometió entre sus paredes numerosas atrocidades contra los esclavos negros, como torturas, mutilaciones y disecciones sin anestesia. La mala fama que acompaña a esta imponente casa, donde dicen que se escuchan voces y se ven sombras, han obligado al actor y a su familia a no pasar una sola noche en su interior. A día de hoy, sigue a la venta.
A Matthew McConaughey se le pusieron los pelos de punta en plena mudanza. La estrella decidió pasar una noche en una nueva mansión que había adquirido en Los Angeles junto a su perro. Mientras dormía, los ladridos del animal le despertaron y cogió un bate de béisbol creyendo que se había colado en la casa un ladrón. Cuando llegó al salón vio una especie de neblina azul que parecía representar la figura de una mujer anciana. Sin embargo, no sería la primera vez que vería a esta misteriosa dama azul. Eso sí, el norteamericano ha revelado en varias entrevistas que ésta no es un ser malo y que no le importa convivir con ella.