VERJOYANSK, 1 diciembre 2010 (BBC).- Verjoyansk, una pequeña ciudad en la República de Saja (Yakutia), en Rusia, celebró recientemente sus 125 años como el lugar habitado más frío del mundo.
El 15 de noviembre, alrededor de un cuarto de los habitantes de la helada ciudad, esperaron a -40ºC la llegada de un grupo de dignatarios que desvelarían una pequeña placa de mármol en memoria de Sergei Kovalik, el científico que registró en el lugar una temperatura de -67,8ºC y con ello dio a Verjoyansk el estatus de "Polo del Frío".
Sergei Kovalik hizo el registro el 15 de enero de 1885 y la placa en su honor sería la última de una serie de elementos -que incluyen un monumento, un museo y un hotel- que llevan el título de "Polo del Frío".
"Para Verjoyansk, este estatus de prestigio es lo único que queda después de la caída de la Unión Soviética", señala Syatoslav Gabyshev, quien nació en Verjoyansk y representó a la administración presidencial de Yakutia en la ceremonia de inauguración.
"Toda la región fue abandonada y entró en decadencia. Lo peor ya ha terminado y ésta es nuestra tarjeta de presentación, nuestra marca global", agrega.
Con una población de 1.400 personas, Verjoyansk es la ciudad más pequeña de Rusia.
Fue fundada por los cosacos como una fortaleza en 1638 y es la población más antigua al norte del círculo Ártico.
Llegar allí no es fácil. Yakutsk, la capital de la República de Saja, se encuentra a 625 kilómetros de distancia.
En el verano el terreno es pantanoso y la única manera de llegar a Verjoyansk desde Yakutsk es por avión.
Cuando las temperaturas caen por debajo de cero y se endurece el suelo, se puede llegar allí en automóvil a traves del avtozimnik o la ruta de invierno, pero le tomará cuatro días en alcanzar su destino.
Sin embargo, la ciudad se está tratando de vender como destino turístico.
"Debido a su remota ubicación, no podemos hablar sobre turismo de masas", indica Syatoslav Gabyshev, quien solía ser subdirector de turismo de Yakutia.
"Somos como Alaska o Canadá. Estamos hablando de turismo extremo, de viajes de negocios o de expediciones científicas".
La competencia
El único problema es que Verjoyansk tiene competencia. A más de 300 kilómetros al sur se encuentra la aldea de Oymyakon, la cual también reclama ser el "Polo del Frío".
En 1926, el geólogo Sergei Obruchev calculó que la temperatura debería haberse ubicado en -71,2ºC.
La medición no ha sido aceptada oficialmente por la comunidad científica, pero ha dado lugar a un elemento de competencia entre las dos poblaciones por el codiciado título.
Varvara Kirilina, una profesora jubilada de 79 años de edad, es una de las principales defensoras de Verjoyansk como "Polo de Frío". En 1990 creó un museo de historia local llamado, de forma inequívoca " Verjoyansk: Polo del Frío".
Kirilina rechaza la medición de -71, 2ºC de Oymyakon.
"En los últimos años, nadie ha escrito en serio acerca de los -71ºC que se supone fueron registrados en Oymyakon", expresa.
Mientras tanto, en Oymyakon, Tamara Vasileva es la principal defensora de las temperaturas bajo cero del pueblo.
Al igual que Kirilina, ella es una profesora jubilada y, como Varvara, también administra un pequeño museo de historia local en el que se muestran documentos que atestiguan la demanda del título por parte de Oymyakon. En 2005, Vasileva publicó un libro llamado "Oymyakon: Polo del Frío".
Curiosamente, Tamara Vasileva también rechaza la dudosa medición de -71,2ºC en Oymyakon. En cambio, centra su atención a una lectura de -67,7ºC registrados en 1933, y sólo 0,1 ºC por debajo de la temperatura de Verjoyansk.
Vasileva dice tener documentación del Observatorio Geofísico Voeikov de San Petersburgo, el organismo oficial encargado de medir la temperatura en Rusia, que demuestra que Verjoyansk nunca experimentó -67,8ºC en 1933, y en realidad, la lectura fue de -67,1ºC. La diferencia de temperatura de 0,7 º C no era más que un error tipográfico que se repitió a lo largo del tiempo.
Lo que está en juego
Tanto Tamara Vasileva como Varvara Kirilina dedican su vida a demostrar que sus poblaciones son el "Polo del Frío".
Al preguntarle por qué era tan importante, Tamara Vasileva contestó: "Yo sólo soy una jubilada. No quiero dinero ni cualquier otra cosa. Yo defiendo los hechos, y el hecho es que Oymyakon es el 'Polo del Frío'".
La respuesta de Kirilina repite la de Tamara: "Un hecho histórico no debe cambiar. Alguien quiso cambiar los hechos después de 120 años, un hecho histórico debe quedarse como lo que es".
La jefa adjunta de la administración de la aldea Oymyakon, Lia Starkova, cree que la condición de polo del frío traerá algo más que exactitud histórica.
"Si el estatus se confirma, y sólo nosotros lo tenemos, entonces significará grandes beneficios para Oymyakon. Vamos a recibir beneficios salariales, exenciones fiscales ... beneficios de todo tipo, realmente. Por el momento, estos beneficios se reparten entre Oymyakon y Verjoyansk".
Starkova ha vivido toda su vidaen Oymyakon y asegura que las condiciones son difíciles, en particular para las personas mayores.
"Hay poca comodidad, no hay servicios. No siempre los ancianos cuentan con ayuda social. Ayudamos con la entrega de leña y hielo (que es usado para beber agua). A estas temperaturas no pueden hacerlo ellos mismos. Hace demasiado frío", indica.
Y a pesar de la disputa, Vyacheslav Ipatia, director de Viajes de Yakutia, no cree que el gobierno otorgará subsidios sobre la base de que se trata del "Polo del Frío".
"Las mediciones de temperatura se llevaron a cabo sólo en Verjoyansk y Oymyakon. Podría haber sido más frío en otro lugar. La república es enorme, si se llevaron a cabo experimentos en toda la región, entonces puede ser que se encuentre un nuevo Polo del Frío", añade.
Poca infraestructura
Uno de los pasatiempos favoritos para los turistas que viajan al Polo del Frío es lanzar tazas de agua en el aire y maravillarse al observar cómo los gránulos congelados caen sobre la nieve. Para los habitantes de Oymyakon y Verjoyansk, sin embargo, la realidad es mucho más mundana.
Las casas están hechas de troncos de madera (las carreteras no son lo suficientemente robustas como para el transporte de cemento) y se calientan con estufas de leña o carbón. Las escuelas cierran sus puertas sólo cuando la temperatura cae por debajo de los -56ºC.
La mayoría de los habitantes trabajan ya sea en el gobierno local o en la cría de animales y con lo que ganan no pueden permitirse el lujo de irse de vacaciones a climas más cálidos.
Tanto Verjoyansk como Oymyakon tienen médicos, pero para las operaciones o los diagnósticos más complejos, el paciente tiene que viajar a los centros regionales, Batagai y Ust-Nere.
El principal problema para los que viven en Verjoyansk y Oymyakon es la falta de infraestructura.
Vladimir Mironov, quien trabajó como conservacionista en Yakutia, sostiene que los ciudadanos son "presos voluntarios".
Ambos lugares son atendidos por un aeropuerto (Batagai y Ust-Nere) pero el precio de los pasajes son prohibitivos, alrededor de US$500 para un vuelo de ida a Yakutsk.
Hay un servicio de taxi desde Yakutsk a Oymyakon, que tarda 20 horas, y cuesta alrededor de US$250. Además, cuando son ocho las personas a bordo de un jeep ruso, hay poco espacio para las piernas.
Puede ser un un poco prematuro para confiar en el turismo como fuente para traer riqueza a Oymyakon y Verkhoyansk.
De acuerdo con Vyacheslav Ipatia, sólo entre 20 y 30 turistas visitan cada año.
Él es filosófico sobre la disputa. "Ellos tienen un montón de celos entre sí. Realmente hay una 'guerra fría' en marcha entre ambas poblaciones; pero en ningún lugar los bajos registros ha sido probados".
"Personalmente, como agente de viajes, no me importa cuál de ellas es el 'Polo del Frío'. Hay gente que quiere ir a Verjoyansk, la mayoría de Asia, y otras que quieren ir a Oymyakon, en su mayoría estadounidenses y europeos. Para poder trabajar con todo el mundo, tal vez sea aún más rentable tener dos Polos del Frío", concluye.
Foto: Entrada de Verjoyansk (El País)
Reportaje: El Polo del Frío se calienta
VERJOYANSK, 1 diciembre 2010 (El País).- Sobre el paisaje nevado, una escultura en forma de colmillos de mamut marca la entrada en Verjoyansk, y una placa metálica anuncia la llegada al punto más gélido del hemisferio norte: el Polo del Frío.
El récord de -67,8 grados, registrado aquí el 15 de enero de 1885, no ha sido igualado aún en ninguno de los otros lugares de Siberia que compiten por superar el mínimo histórico de esta localidad. Verjoyansk está en Yakutia, un territorio de la Federación Rusa rico en diamantes, oro y materias primas, en cuya extensión de más de 3,1 millones de kilómetros cuadrados (más de seis veces España) viven 908.000 personas.En Verjoyansk, las temperaturas invernales descienden más allá de los -50 grados, pero sus habitantes opinan que también les afecta el calentamiento global. "Antes, en esta época íbamos ya en trineo, y ahora, ¿acaso puede llamarse nieve a esto?", dice el alcalde, Piotr Gábyshev, mirando el moroso descenso de los copos sobre la ciudad más pequeña de Rusia. Fundada en 1638 por los cosacos a las orillas del río Yan, Verjoyansk (a 67 grados y 33 minutos de latitud norte) es un pueblo desolado, con una población menguante de 1.492 personas.
El alcalde, un yakuto de 59 años que fue profesor de física, explica que la aurora boreal, frecuente en su niñez, es ahora un evento raro y que el viento sopla y calienta donde antes reinaba la calma glacial. "En enero 1982 llegamos a -64,8 grados y ya no hemos igualado esta marca", afirma. "La temperatura del aire en el centro de Yakutia ha subido 2,5 grados desde los años 70 del pasado siglo hasta ahora", confirma Rudolf Zhang, director del Instituto de Permafrost (Hielos Eternos), situado en Yakutsk, la capital de Yakutia, a 900 kilómetros al sur de Verjoyansk. El aumento de la temperatura, dice, no ha reducido el grosor del permafrost (capa de hielo permanente) que cubre el 60% del territorio de Rusia.
Zhang advierte que "el calentamiento global no está relacionado con la actividad humana, sino con el calor emitido por el sol y absorbido y regulado por los océanos". "No hay ningún efecto invernadero, el anhídrido carbónico no se acumula en la atmósfera. El Protocolo de Kioto no tiene base y el clima es un fenómeno cíclico. La humanidad está en vísperas de un periodo de enfriamiento en el que se llegará a temperaturas más bajas que las registradas en muchos años. Esta etapa comenzará entre 2012 y 2020 y culminará en 2050", pronostica.
Entre tanto, octubre es benévolo en Verjoyansk. A -3 grados, pedalean los ciclistas, pasean los bebés y los adolescentes salen a la plaza con chaquetas de entretiempo. La central térmica proyecta al cielo una columna de humo negro. Funciona con carbón transportado en verano a lo largo de miles de kilómetros en barcazas hasta la desembocadura del Lena, por el Ártico y río arriba por el Yan. La calefacción, centralizada, derrocha energía por falta de dispositivos reguladores. En el interior de las casas, los radiadores desprenden un calor asfixiante. A la escuela asisten 320 niños, divididos en dos secciones, una en yakuto (la lengua túrquica de la población autóctona), y otra, en ruso. Si la temperatura es inferior a -50 grados, los menores no van a clase. Si se rebasan los -54 grados, cierra la escuela.
Además de lana de mamut y artilugios de chamanes y cazadores, el museo local conserva restos del Gulag estalinista, que mantuvo hasta 23 campos de trabajadores forzados en la región. "Verjoyansk fue punto de partida hacia el destierro, tanto en época de los zares como de los comunistas", dice el alcalde. Los bustos de las víctimas decoran esta ciudad sin bares ni restaurantes. En el hotel Polo del Frío, el único, la patrona, ausente, deja la llave en la calle para que los huéspedes se instalen a gusto en alguna de sus cuatro habitaciones y depositen luego los 400 rublos de la pernocta (11 euros) en la cocina.
En Verjoyansk, los móviles no tienen cobertura y sólo hay tres líneas de teléfono. Un edificio de madera de ventanas tapiadas, recuerda que existió aquí un aeródromo, parte de un sistema de transporte al servicio de las organizaciones que exploraban y explotaban estos parajes por cuenta del Estado soviético. El aeródromo se cerró en los noventa y para llegar al Polo del Frío desde Moscú hay que volar primero a Yakutsk (a 8.468 kilómetros al Este) y de allí, a Batagái (a 700 kilómetros al Norte) en Antónov 26. Estos aviones complementan el transporte de pasajeros con carga (cajas de salchichas hacia Verjoyansk) y el de mercancías (sacos de conejos recién cazados en la taiga en dirección a Yakutsk), con pasajeros. De Batagái a Verjoyansk hay una ruta de 86 kilómetros con un puente derruido que obliga a aventurarse sobre el hielo frágil de un río y otra, de invierno, más corta, por el curso helado del Yan. El ferrocarril pronto llegará a Yakutia. La vía férrea que unirá el Transiberiano con el estrecho de Bering penetra ya en el territorio de esta tierra jamás cruzada por un tren.
El alcalde Gábyshev (y no solo él) habla de la perestroika como de un desastre económico y social. Al desintegrarse la URSS en 1991, se vino abajo el sistema de exploración geológica estatal, que mantenía colonias de especialistas en estos parajes. Verjoyansk no se ha recuperado del éxodo de los rusos (hoy el 15% de sus habitantes), ni del recorte en las prestaciones sociales a los trabajadores del Norte, mermadas aún más en época de Putin.
La minería resurge por cuenta de compañías comerciales que se adjudican licencias y explotan los recursos con personal que va y viene por turnos, sin afincarse. El alcalde afirma que estas empresas "no invierten en infraestructura ni contribuyen al presupuesto municipal". Por falta de medios, en Verjoiansk no se edifica, aunque el 70% de sus moradores viven en casas deterioradas. El abastecimiento de víveres es bueno, pero encarecido por el transporte. Los yakutos abandonan las zonas rurales, absorbidos por la ciudad de Yakutsk, cuyo progreso gracias a los diamantes (hoy controlados desde Moscú) no compensa la sangría demográfica. Yakutia ha perdido 173.000 habitantes desde 1989.
El futuro de Verjoyansk podría ser el turismo, pero la marca del Polo del Frío, su principal tesoro, está amenazada por Oimiakón, una localidad con una mínima (-67,7 grados en 1933) a la zaga en una décima del récord, pero mejor comunicada que Verjoyansk. Los dirigentes de Yakutia promocionan Oimiakón, pero, a modo de compromiso, declaran que el Polo del Frío es un triángulo con vértices en Yakutsk, Verjoyansk y Oimiakón. Los de Verjoyansk se resisten. Ellos tienen el "polo del frío certificado y documentado". Oimiakón, dicen, es el "polo de las intrigas comerciales".
Foto: Cordillera de Verjoyansk (Wikipedia)