BUENOS AIRES, 6 enero 2011 (BBC).- Para muchos la sandía es una de las frutas favoritas del verano, aunque no todos saben que -además de rica- contiene sustancias que, según los científicos, hacen bien a la salud.
Ahora, esos beneficios podrán ser disfrutados a lo largo de todo el año gracias a la invención de investigadores argentinos que lograron crear una golosina a base del fruto.
La responsable del proyecto, María del Pilar Buera, trabaja en el Laboratorio de Propiedades Fisicoquímicas y Conservación de Biomoléculas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Buera y su equipo se dedican a hallar la forma de preservar moléculas de alimentos que son beneficiosos para la salud y su interés en la sandía surgió por su original color.
Gracias a ese trabajo, se dieron cuenta de que el pigmento de la sandía tiene características antioxidantes, ya que contiene un carotenoide llamado licopeno que ayuda a prevenir algunas formas de cáncer y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Por eso, decidieron buscar la forma de conservar esas propiedades en algún producto nutritivo que no se descomponga en poco tiempo.
Así, agregando aditivos naturales derivados del almidón a la fruta deshidratada, lograron crear un bocado crocante que –aseguran- es ideal para ser consumido como una golosina.
Mismas ventajas, otro sabor
Pero, ¿tiene gracia comer una sandía sin su jugo?
Buera admite que el producto que crearon no tiene "el aroma y el sabor" del fruto, aunque sí tiene "gusto frutal".
No obstante, la científica destacó la importancia de consumir alimentos naturales que conserven todas las propiedades del producto original.
"Es una manera de poder obtener los beneficios de una fruta que es de estación, todo el año", señaló, explicando que la sandía deshidratada dura entre seis meses y un año.
En ese sentido, en algunos países desarrollados, como los europeos, ya es común fomentar el consumo de frutas y verduras entre los niños, en reemplazo de los caramelos, los chocolates, las galletas dulces y otros refrigerios.
Y los científicos quieren aportar su grano de arena.
"Cada vez más la ciencia y la tecnología trabajan para preservar los alimentos naturales y reemplazar los sintéticos y los químicos", afirmó Buera.
La experta, junto con la investigadora de la Universidad Nacional de Luján, Alicia Gallo -quien escribió la tesis sobre la que se basaron estos hallazgos- recibieron llamados de productores de alimentos interesados en llevar las nuevas golosinas al mercado.
En tanto, las científicas ya están abocadas a su nuevo proyecto: crear golosinas naturales a base de otros vegetales.
Habrá que esperar un tiempo para saber si en el futuro tendremos golosinas de zanahoria o remolacha, las verduras que ahora acaparan la atención de las expertas.