miércoles, 24 de agosto de 2011

Realizan en París mundial de futbol de gente sin hogar

PARÍS, 24 agosto 2011 (AFP).- Son argentinos, finlandeses, palestinos, kenianos, y hasta namibios, y todos tienen en común el no tener un hogar y que juegan estos días a proximidad de la Torre Eiffel de París un Mundial de futbol que busca sacarles de su precariedad cotidiana e inyectarles confianza.

Boris Mirakian, de 27 años, es uno de los jugadores que compiten en este particular torneo planetario para conseguir un empleo. Debido a un "problema con el permiso de residencia", dice que no tiene trabajo.

"Nací en Georgia y pero hace 16 años que estoy en Francia. Hoy estoy en un callejón sin salida, obligado a vivir con mis padres", afirma este joven con una barba incipiente, quien vive actualmente en Caen (noroeste francés).

Uno de sus compañeros de equipo, Jonathan Decombard, de 22 años, tiene el mismo objetivo profesional que Mirakian. En la calle desde hace seis años después de una ruptura familiar, apunta que ha vivido "de casa ocupa en casa ocupa" durante cuatro años, antes de encontrar un lugar en el que residir.

En total, son 500 personas sin hogar las que participan en los dos torneos mundialistas, femenino y masculino, cuyo objetivo es, ante todo, reconstruir la autoestima, algo que necesita, por ejemplo, Hilda Dvergsnes, una noruega de 31 años que explica que perdió su casa "por un problema con las drogas".

Para Salim Musa, delantero del equipo de Inglaterra, alojado en un hotel desde hace un año, el Mundial sirve para estar en contacto con otras personas.

"Tengo la costumbre de quedarme en el hotel. Aquí, por lo menos, estoy con gente de cultura diferente, es muy enriquecedor", explica este joven de 23 años y procedente de Birmingham.

Otros, como Will Mitchell, un canadiense de 26 años en el paro, prefiere disfrutar del momento. "Tengo confianza. Voy a jugar el torneo, luego ya veremos", sostiene este futbolista aficionado polivalente, bajito y con una pequeña barba pelirroja.

Para participar en esta competición deportiva anual, que comenzó en 2003 en Graz (Austria), los jugadores deben, entre otras cosas, tener al menos 16 años, no haber participado en ningún torneo anterior de la 'Homless World Cup', haber pedido ayuda y entrado en la categoría de persona sin hogar de su país.

"Estamos frente a una población muy diversa. Jugar a dos pasos de la Torre Eiffel es un medio formidable de atraer a gente y para mostrar una imagen diferente de los sin hogar", subraya Benoît Danneau, director del Comité Local de Organización de la cita.

"El futbol removiliza a los sin hogar a nivel físico" y "en la cabeza", añade Danneau, que también es monitor de la organización caritativa francesa Secours Catholique. "Les permite crear vínculos de amistad, de vivir juntos. Aprenden a apoyarse mutuamente", abunda.

"Antes de prever el encontrar un empleo, la verdadera preocupación es ante todo para algunos volver a hablar con sus padres, reducir su consumición de alcohol, desintoxicarse o encontrar un nuevo lugar para vivir", sostiene.

El noveno Mundial de gente sin hogar se desarrolla hasta el domingo 28 de agosto, en tres minicanchas de futbol situadas en los Campos de Marte.

Los organizadores, que permitieron la entrada gratuita esperan atraer entre 40 mil y 50 mil espectadores a lo largo de la competición, cuya final está prevista el próximo domingo.

El vigente campeón es Brasil, que se impuso en la edición de la cita de 2010 en Rio de Janeiro, tanto en la categoría masculina como en la femenina.

Además del evento deportivo, tiene lugar en París una reunión internacional de investigadores abordando el tema de la vida de los sin hogar, que durará hasta el próximo miércoles.

Fotos: AFP