MADRID, 21 septiembre 2011 (ABC).- La oscuridad puede jugar malas pasadas, especialmente si uno no ve bien y, en la incertidumbre y llevado por la urgencia, toma decisiones equivocadas. Una investigación ha descubierto un extraño comportamiento en la vida sexual de unos misteriosos calamares que viven en las profundidades de los océanos, a unos 600 metros bajo las aguas. Los machos de esta especie, la Octopoteuthis deletron, se aparean indiscriminadamente tanto con otros machos como con hembras. Los científicos creen que la diferencia entre sexos es tan pequeña, los encuentros tan escasos y hay tan poca luz en su entorno que los calamares no se dan cuenta o no les importa que su pareja tenga su mismo sexo o no. Todo sea por garantizarse, a la desesperada, una oportunidad para procrear.
La investigación, publicada en la revista Biology Letters de la Royal Society, fue realizada por biólogos del Monterey Bay Aquarium Research Institute (MBARI) en la costa de California. Los científicos utilizaron imágenes tomadas durante veinte años por vehículos submarinos de control remoto para seguir la vida de los calamares. La especie observada es pequeña -tiene unos 12 centímetros de longitud-, pero está dotada de potentes tentáculos y ha sido descubierta entre los 400 y los 800 metros de profundidad.
Hasta ahora, la vida sexual del Octopoteuthis era completamente desconocida, con la excepción de que los machos utilizan un órgano parecido al pene para fecundar a las hembras. Durante su investigación, los científicos no observaron ningún encuentro sexual, pero sí se dieron cuenta de que tanto las hembras como los machos portaban una especie de «paquetes» de esperma. En el caso de los machos, estos se encontraban en partes del cuerpo alejadas de sus órganos reproductores, por lo que era imposible que se hubieran inseminado a sí mismos accidentalmente. Esto llevó a pensar a los científicos que los machos se aparean con cualquier ejemplar que se encuentran sin ninguna distinción.
Mejor ir a por todas
«Estos calamares llevan una vida solitaria, pocas veces se encuentran con otros, y tienen una vida reproductiva muy corta, así que tienen que aprovecharla», dice Bruce Robison, uno de los autores de la investigación. «Es un poco como comprar un billete de lotería, a excepción de las probabilidades son mucho mejores». En definitiva, a estos animales les resulta más eficaz aparearse indiscriminadamente que elegir pareja y realizar un cortejo. «Aparentemente, los costes de perder esperma con otro macho son más pequeños que los costes del cortejo», explican los investigadores.