NUEVA YORK, 17 octubre 2011 (BBC).- Un hombre que pasó 26 años en prisión por un crimen que no cometió cumplió su sueño de debutar como boxeador profesional y conseguir una victoria.
Dewell Bozella, de 52 años, se convirtió en boxeador cuando cumplía condena en la prisión estatal de Sing Sing, en Nueva York.
Bozella fue liberado en 2009 después de que la condena que se le había impuesto por el asesinato de la anciana de 92 años Emma Crapser fuera revocada.
"Cuando estaba en mi celda solía soñar con que esto sucedería… Ha sido un sueño hecho realidad", dijo el hombre tras su debut como profesional del boxeo.
Bozella combatió en Los Ángeles antes de la pelea por el título mundial entre el campeón de los pesos mediopesados Bernard Hopkins y Chad Dawson.
Llamada de Barack Obama
El jueves pasado, el presidente de EE.UU., Barack Obama, llamó a Bozella para desearle suerte antes de su combate frente al boxeador Larry Hopkins, de 30 años.
En imágenes mostradas por la televisión estadounidense se vió a un Bozella emocionado conversando con el mandatario.
"He oído tu historia y quería llamarte para desearte buena suerte en tu primer combate profesional", le dijo Obama.
"Todo lo que conseguiste estando en prisión y después de tu liberación es algo que admiramos", aseguró.
En 1983 Bozella fue sentenciado a entre 20 años y prisión de por vida por el asesinato de una anciana.
En los años que pasó en la cárcel no solo mejoró sus habilidades como boxeador sino que también sacó dos licenciaturas.
Inocente
Su caso fue tomado por dos jóvenes abogados de Nueva York, que descubrieron pruebas de que varios testigos habían mentido en su juicio y que otro hombre había confesado el crimen.
Tras recuperar la libertad dijo tener el sueño de pelear por una sola vez como boxeador profesional.
La compañía Golden Boy Promotions, del ex boxeador Oscar de la Hoya, aceptó que la pelea entre Bozella y Hopkins se celebrara el estadio Staples Center de Los Ángeles, que cuenta con una capacidad para 20.000 personas.
Cuando los jueces anunciaron su victoria los espectadores se pusieron en pie y le ovacionaron.
Ahora Bozella planea regresar a la localidad de Newburgh, a unos 90 kilómetros de Nueva York, y montar un gimnasio de boxeo.
"Me gustaría ver que los chicos de la calle tienen algo productivo que hacer. No habrá más combates para mi", explicó.