LYON, 2 enero 2012 (BBC).- La familia Thivillon lleva cuidando de su gorila, Digit, durante más de una década. Pero tener una compañera así en casa tiene sus altibajos.
En su pueblo, cerca de la ciudad francesa de Lyon, la pareja se ha convertido en una sensación gracias a su "hija" adoptiva.
Digit lleva con ellos 13 años. Y vive en la misma habitación que Elaine y Pierre, encargado del zoológico de Saint Martin la Plaine, donde nació. Su historia comenzó en 1999, cuando la joven primate fue rechazada por su madre, Pamela, que pronto dio señales de negarse a amamantarla.
Entonces los Thivillon se hicieron cargo de cuidarla durante la noche. Ella vuelve al zoo durante el día.
A los 18 meses, la gorila empezó a mostrar fuertes vínculos con sus padres adoptivos. Después de una enfermedad que requirió que la cuidaran durante las 24 horas, Pierre y Elaine la dejaron quedarse en su habitación, donde ha dormido desde entonces.
Golosa
La gorila acabó en casa de los Thivillon cuando su madre se negó a amamantarla Aunque circula libremente por el pequeño apartamento, durante el día deambula por una jaula que está justo al lado.
"No entro ahí porque es la casa de Digit", comenta Elaine, consciente del derecho a la privacidad de su pequeña adolescente. "Sólo Pierre tiene permiso para entrar".
Evidentemente, tener un gorila en la familia no está exento de problemas.
"Esta mañana llevé cuatro panecillos para el desayuno. Cuando me giré, se las arregló para terminárselos antes de que pudiera rescatar uno. Entonces pasó a mirar al café de Elaine", comenta Pierre. A veces es capaz de beberse una taza de café a la búsqueda de los restos de azúcar.
La pareja, que no tiene hijos, suele enfrentarse a la pregunta de si consideran a Digit una hija.
"No diría tanto como que la vemos como una hija, pero es alguien muy querido. Es parte de la familia y la trato como una madre haría"
Eliane Thivillon
"No diría tanto como que la vemos como una hija, pero es alguien muy querido", explica Elaine. "Es parte de la familia y la trato como una madre haría. A veces, tengo que decirle: 'nada de más dulces' y entonces me da tres o cuatro besos y se los dejo".
El trío ha aprendido a superar la barrera del lenguaje para comunicarse.
"Reconocemos los ruidos que hace. Esta mañana hizo un pequeño gruñido para expresar felicidad. Entiende lo que le decimos", asegura.
"El otro día, sentadas en el sofá, le dije 'vamos Digit, hazme un poco de espacio' y se movió".
"Por la mañana, cuando quiere sus juguetes Lego o sus libros, los señala en el armario".
¿Libros?
Animar a un adolescente a leer es un reto para cualquier padre, ¿pero qué clase de libros puede interesar a una gorila de 13 años? "Tiene libros de animales y catálogos. A veces los mira y para en una página y le explico, esto es un gato o esto es otro animal".
Cuando jugamos con Lego, tenemos que usar sólo piezas grandes porque las pequeñas se le escapan por sus enormes dedos.
Cada mañana, cuando Pierre termina su ronda en el zoo, va con su esposa a comer algo rápido antes de irse a acostar.
"Me quedo y juego con Digit hasta que hace señas de que quiere ir a dormir", cuenta. "Entonces, preparamos una almohada, la cubrimos y hace gruñiditos de felicidad. Luego la miramos caer dormida".
Su hermano Ginko se unió a ellos durante un tiempo, pero cuando creció resultó ser muy grande y se mudó a uno de los recintos del zoológico. Digit se quedó y nunca está a más de un metro de distancia de la pareja.
"Por la noche, si tiene sed, busca mi mano y le da un pequeño tirón. A veces me agarra de los pies".
"Intentamos estar pendientes de sus necesidades, no sólo que no coma cosas podridas, sino asegurarnos de que es feliz y que tiene lo que requiere".
Sin niñera
Pero cuidar un gorila adolescente también implica tener que planear más que la mayoría de los padres. Encontrar una niñera es difícil y Pierre y Elaine han pasado con Digit cada noche desde que se hicieron cargo de ella.
Una vez, cuando Pierre tuvo que hacer un viaje de trabajo al Reino Unido, debió organizar el viaje de forma que pudiera volver el mismo día. Y lo mismo pasa cuando ha tenido que ir al médico.
Tanto Pierre como Elaine tienen más de 60 años y, al carecer de un claro sucesor para hacerse cargo del zoológico, su principal preocupación es quién cuidará de Digit.
"No es bueno envejecer", comenta Pierre. "Los padres tienen preocupaciones, aunque esos niños a una determinada edad pueden valerse por sí mismos. Pero si lo que tienes es un gorila como Digit, eres completamente responsable de lo que le pase, no es como un perro que puedes dejarlo con un vecino".
"Ella es una criatura muy especial y es por eso que hemos disfrutado tanto teniéndola. Pero sabemos que su única alternativa es no convivir con humanos sino con otros gorilas".
En los últimos años, los Thivillon han intentado reintegrar a Digit con su familia gorila, y está mostrando ciertos progresos en su relación con su hermano.
Mientras, Pierre está ocupado construyendo un recinto de 3.000 metros cúbicos que compartirá con su hermano.
"Esperamos que eventualmente tenga un bebé y conserve este vínculo con nosotros". Esperamos que cuando lo haga, acuda a nosotros en busca de consejo", comenta Eliane.
Fotografías: BBC