LOS ÁNGELES, 2 enero 2012 (Genevieve Bell / BBC).- En 1984, el director de cine estadounidense James Cameron imaginó un mundo en que los computadores conseguían tener conciencia de sí mismos y emprender la destrucción sistemática de la humanidad. Skynet, la red de computadores de la serie Terminator, debía salir al aire en 2011 y terminar con el mundo.
Por supuesto, acabamos de sobrevivir a 2011 sin un cataclismo semejante. Y lo más cerca que estuvimos de lograr que los computadores tuvieran conciencia de sí mismos fue el asistente personal inteligente Siri, de Apple.
No promete conciencia propia per se, pero sí promete escuchar y aprender - y, ojalá, no destruirnos sistemáticamente.
Parece probable que en 2012 un computador aprobará el Test de Turing, que nos acercará a un dispositivo digital con inteligencia artificial verdadera. La ironía es que a la mayoría de nosotros no nos importará.
Inteligencia artificial agnóstica
Me llaman la atención las maneras en que el debate sobre las relaciones entre los computadores y los humanos han avanzado desde el Test de Turing y la noción de un computador que pueda parecer humano al simular interpretaciones y razonamientos humanos.
En estos días, queremos más. Queremos máquinas que cuiden de nosotros, no que sólo razonen con nosotros. Queremos máquinas que cuiden nuestros intereses, no máquinas que analicen las diferencias entre otros computadores y los científicos. Y lo bueno es que en el horizonte ya hay señales de esas máquinas.
Inseguros y deseosos
Ahora, los dispositivos digitales en nuestras vidas son bastante inseguros y necesitan muestras constantes: "sí, sí quiero que tú borres ese archivo"; "sí, sí quiero que te conectes a este punto con red inalámbrica (otra vez)"; "sí, por favor descarga ese software".
También son deseosos: nuestros dispositivos quieren energía, quieren conectividad, quieren contraseñas, quieren minutos, quieren contenido...
A veces pienso que si nuestros dispositivos fueran personas los describiríamos como de alto mantenimiento y debatiríamos en nuestras cabezas si llegó el momento de terminar nuestra relación con ellos. El problema podría tornarse bastante grave si continuamos comprando dispositivos al nivel actual -y sí: lo haremos. Si hay un umbral que defina cuántos dispositivos y servicios digitales queremos en nuestras vidas, no parece que lo hayamos alcanzado todavía.
Sin embargo, creo que en 2012 empezaremos a ver señales de cambio en las relaciones con nuestros dispositivos.
No sólo me refiero a más formas de nuevas interfaces y nuevas interacciones. Esto es menos sobre reconocimiento de gestos y voz y más sobre máquinas que están conscientes de los contextos y las situaciones.
Y ya hay mucha tecnología seria que está en marcha para que eso suceda: tecnología de redes para reconocer cuándo cambiar de red para que nuestras llamadas de voz sobre protocolo de internet no se caigan; cámaras que saben cómo resaltar lo mejor de nosotros; dispositivos inteligentes que aprenden sobre nuestros gustos y disgustos y toman las mejores decisiones para deleitarnos y sorprendernos.
Creatividad
Creo que esto significa que podemos esperar que nuestras interacciones con los dispositivos digitales maduren hasta convertirse en algo como una relación -y menos como una tarea que requiere de mucho trabajo. 2012 podría ser el año en que más usuarios pasan de ser consumidores a creadores.
Por supuesto falta todavía un poco para todo eso. Pero mientras tanto podemos esperar otras cosas.
En los últimos años, hemos visto varios dispositivos que nos ayudan a descargar y consumir contenido mediático. Han sido maravillosos y definitivamente encontraron su lugar en muchos de nuestros hogares y mochilas.
Y seguramente habrá más, pues a todos nos gustan las buenas historias. Pero creo que 2012 puede ser un año en que nuestro deseo de hacer cosas -y no sólo consumir cosas- realmente dé fruto.
Tengo la sensación de que tener una voz nunca ha sido más importante, ya sea a través de la cultura de lo hecho a la medida y del "hágalo usted mismo" (con cosas como el Maker Faire en Estados Unidos y otros lugares); o la aparición de esa "reimaginación" loca y fascinante del "steampunk" de la era victoriana; o la creciente comunidad en etsy o simplemente la perseverancia continua del contenido generado por los usuarios.
Queremos ser creadores, no consumidores.
Las tecnologías para hacer, para crear y curar parecen muy prometedoras en 2012, ya sea el número creciente de computadores portátiles más ligeros y que nos permitan hacer muchas actividades a la vez, ofreciéndonos la oportunidad para tener nuevas experiencias y nuevos significados, o la aparición de cámaras digitales aún más pequeñas y rápidas que tengan formas más inteligentes para ayudarnos a tomar la foto que realmente queremos y capturar el momento clave.
La autora, Genevieve Bell es antropóloga y directora de investigación sobre interacción y experiencia en Intel Labs. |