LOS ÁNGELES, 8 marzo 2012 (AP).- Patricia y Joan Miller eran mellizas idénticas que luchaban juntas por sus sueños. Como equipo, las hermanas Miller conocieron a Bing Crosby, salieron en un programa de televisión en la década de 1950 y compraron una casa en la pintoresca ciudad de South Lake Tahoe, en California.
Su vida compartida terminó en una misteriosa doble muerte en su casa la semana pasada.
Un cuerpo estaba en una habitación y el otro en el pasillo de afuera. Tenían 73 años.
No había sangre, ni señales de violencia. Nada indicaba que las mujeres tuvieran problemas persistentes de salud.
Su casa no estaba descuidada, una probable señal de enfermedad física o mental.
Los investigadores forenses no habían determinado cómo o cuándo murieron las mujeres, pero el grado de descomposición de sus cadáveres sugería que los decesos ocurrieron al menos varias semanas antes del hallazgo, dijo el detective Matt Harwood, de la oficina policial del condado de El Dorado.
Los reportes toxicológicos no estarían disponibles sino en un par de meses.
Como hermanas, siempre estuvieron acompañadas una de la otra.
"Mi percepción es que una murió y la otra no pudo soportarlo" , dijo el detective Matt Harwood, de la oficina de policía del condado El Dorado.
El agente indicó que no ha podido encontrar a familiares o amigos cercanos.
"Parece algo natural, pero aún así estamos tratando de juntar todas las piezas" .
Por lo general, la policía no da a conocer los nombres de un fallecido hasta que primero informa a sus familiares, pero la vida discreta y casi enclaustrada de las hermanas hizo esto imposible, indicó Harwood.
Nunca se casaron, tampoco tuvieron hijos o mascotas.
Las hermanas vivieron durante mucho tiempo retiradas en la casa de cuatro habitaciones que compraron en 1976.
Cuando las personas llamaban, ellas daban excusas para colgar el teléfono.
Sin explicación, dejaron de enviar tarjetas de cumpleaños a un amigo de la infancia.
Y en la rara ocasión que salían de su casa, no hablaban con los vecinos.
"La circunstancia que rodea su muerte es una especie de enigma", opinó Harwood.
El 25 de febrero, cuando la policía llegó a su casa para una inspección de rutina y nadie respondió, los agentes forzaron la puerta y encontraron los cadáveres.
Cuando se supo la noticia, algunas personas que vivieron en South Lake Tahoe dijeron a la policía que a pesar de haber vivido cerca de ellas durante décadas, pocas veces las vieron.
Otros aseguraron que ellas eran las únicas que quedaban de su familia después de la muerte de su madre y su hermano en la guerra.
Joan Miller trabajó en el departamento de nóminas en el distrito escolar unificado de Lake Tahoe de 1979 a 1984.
Patricia Miller trabajó en la oficina de servicios sociales de El Dorado el mismo tiempo.
"Nunca escuché de alguien más en sus vidas, eran inseparables y realmente idénticas" , dijo Betty Mitchell, de 89 años, y quien trabajó con Patricia Miller.
Joyce Peterson, de la Asociación Internacional de Mellizos, un grupo social con sede en Oklahoma, aseguró que "como gemelo uno tiene este lazo, casi como el de los casados. Es un lazo que nadie más puede entender" .
No había sangre, ni señales de violencia. Nada indicaba que las mujeres tuvieran problemas persistentes de salud.
Su casa no estaba descuidada, una probable señal de enfermedad física o mental.
Los investigadores forenses no habían determinado cómo o cuándo murieron las mujeres, pero el grado de descomposición de sus cadáveres sugería que los decesos ocurrieron al menos varias semanas antes del hallazgo, dijo el detective Matt Harwood, de la oficina policial del condado de El Dorado.
Los reportes toxicológicos no estarían disponibles sino en un par de meses.
Como hermanas, siempre estuvieron acompañadas una de la otra.
"Mi percepción es que una murió y la otra no pudo soportarlo" , dijo el detective Matt Harwood, de la oficina de policía del condado El Dorado.
El agente indicó que no ha podido encontrar a familiares o amigos cercanos.
"Parece algo natural, pero aún así estamos tratando de juntar todas las piezas" .
Por lo general, la policía no da a conocer los nombres de un fallecido hasta que primero informa a sus familiares, pero la vida discreta y casi enclaustrada de las hermanas hizo esto imposible, indicó Harwood.
Nunca se casaron, tampoco tuvieron hijos o mascotas.
Las hermanas vivieron durante mucho tiempo retiradas en la casa de cuatro habitaciones que compraron en 1976.
Cuando las personas llamaban, ellas daban excusas para colgar el teléfono.
Sin explicación, dejaron de enviar tarjetas de cumpleaños a un amigo de la infancia.
Y en la rara ocasión que salían de su casa, no hablaban con los vecinos.
"La circunstancia que rodea su muerte es una especie de enigma", opinó Harwood.
El 25 de febrero, cuando la policía llegó a su casa para una inspección de rutina y nadie respondió, los agentes forzaron la puerta y encontraron los cadáveres.
Cuando se supo la noticia, algunas personas que vivieron en South Lake Tahoe dijeron a la policía que a pesar de haber vivido cerca de ellas durante décadas, pocas veces las vieron.
Otros aseguraron que ellas eran las únicas que quedaban de su familia después de la muerte de su madre y su hermano en la guerra.
Joan Miller trabajó en el departamento de nóminas en el distrito escolar unificado de Lake Tahoe de 1979 a 1984.
Patricia Miller trabajó en la oficina de servicios sociales de El Dorado el mismo tiempo.
"Nunca escuché de alguien más en sus vidas, eran inseparables y realmente idénticas" , dijo Betty Mitchell, de 89 años, y quien trabajó con Patricia Miller.
Joyce Peterson, de la Asociación Internacional de Mellizos, un grupo social con sede en Oklahoma, aseguró que "como gemelo uno tiene este lazo, casi como el de los casados. Es un lazo que nadie más puede entender" .