MADRID, 9 de noviembre 2014 (El País).- -“Starbucks, buenos días. ¿En qué puedo ayudarle?”
-“Eh, sí, me gustaría pedir 4.ooo “lattes” para llevar, por favor.”
-“…”
-“No, es una broma. Me he equivocado de número. Adiós”
Puede parecer una broma telefónica más para la cadena Starbucks, pero lo cierto es que fue la llamada más importante de toda la historia de la compañía, ya que el “graciosete” al otro lado de la línea era Steve Jobs, y esa fue la primera llamada pública realizada con un iPhone.
En cuanto Jobs colgó el teléfono, una multitud rompió a carcajadas ante él: en el escenario del Moscone Center de San Francisco, Apple acababa de presentar al mundo su último aparato, el iPhone.
El objetivo de aquella llamada era mostrar la integración de Google Maps con todos los recursos del iPhone, para la cuál, Jobs buscó un establecimiento Starbucks en su teléfono, e hizo una llamada a través del interfaz de la aplicación. Ésto supuso una revolución en el mundo de los teléfonos móviles no sólo para los usuarios, sino también para los negocios. Jobs no podía haber elegido una “víctima” mejor que Starbucks, una empresa que ha crecido gracias a las herramientas que Apple ha desarrollado, como Square, la app que ha permitido a la cadena de cafés más famosa del mundo procesar más de 100 millones de pagos a través del teléfono móvil.
Sin embargo, para Ying Hang “Hanna” Zhang, la joven que aquel día atendió al teléfono, no había forma de saber que la revolución del smartphone estaba en el horizonte. Para ella sólo fue una broma más, y no se enteró de dónde procedía. Con la ayuda de Starbucks, la revista americana Fast Company contactó con la joven Hannah, para conocer de primera mano su impresión: “Honestamente, me sorprendió. Nunca he escuchado a alguien pedir una orden de 4.000 cafés. Yo no dije nada porque yo estaba en shock. Pero mi primera impresión fue que él sólo estaba siendo gracioso. Sonaba como un caballero“.
La escena podéis verla en este vídeo (aproximadamente a los 5:00 min).
“Los clientes a veces vienen y me dicen “¿Sabías que alguien de vuestro establecimiento habló con Steve Jobs?”. Me siento muy feliz y afortunada de haber tenido la oportunidad de hablar con él. Significa mucho para mí que escogiera nuestro Starbucks”, explica Hannah, ataviada con el característico mandil verde de la compañía. “Cuando se lo conté a mis amigos, los pilló por sorpresa, e incluso se pusieron un poco celosos. Creen que debería haberle dicho algo más que un “Buenos días, en qué puedo ayudarle””. Desde que se hizo pública la anécdota, los pedidos de 4.000 lattes son bastante comunes, gracias a las legiones de fans de Apple que quieren tomar su pequeña parcela del legado de Jobs. “Antes del suyo (el de Jobs), ni mis compañeros ni yo habíamos recibido jamás un pedido así. Tras aquella llamada, es muy frecuente recibir por teléfono ese tipo de pedidos. Siempre en broma, claro”.
Kimiko Barbour, la supervisora del establecimiento, se dió cuenta de la razón de las constantes llamadas en broma tras el interés de Fast Company por la historia. “Sucedió por casualidad. Es gracioso porque nadie sabía nada hasta que la revista nos lo dijo. Otro supervisor me preguntó si había visto el vídeo de la llamada, me lo envió y se lo enseñé a Hannah. Entonces todo cobró sentido.”
Sentadas en una mesa de la cafetería, Hannah y Kimiko hicieron una estimación de cuánto tiempo les llevaría preparar un pedido de 4.000 lattes. “Es algo para lo que no estás preparada para responder al teléfono. ¿Tendríamos suficiente leche?”. Ambas se rieron, pues suponiendo unos 44 segundos por café, el tiempo de preparación del pedido completo sería de unas 48 horas.
Hannah hubiera deseado poder decirle más a Jobs, si hubiera sabido que era él y, como fan de Apple, haber platicado del iPhone. “Pero sobre todo, le hubiera preguntado si querría pasar por nuestro establecimiento, para poder prepararle la bebida perfecta y escribir su nombre en un vaso”.