MIAMI, 29 marzo 2016 (Miami Herald).- Gregory Elias terminó de hacer su proposición, hizo una pausa y esperó escuchar el bip-bip-bip que señalaría que la persona en el otro extremo de la línea telefónica —Jayne Smyth, gerente de los Rolling Stones —había colgado tras darse cuenta de que él estaba loco. En el mejor de los casos, pensó, recibiría una respuesta a grito pelado que le revelaría qué parte de su propuesta era la más insensata: que los Rolling Stones dieran un concierto en Cuba (donde no hace tanto escuchar música rock era una ofensa castigada con la cárcel) o que lo hicieran gratis.
En lugar de eso, hubo una larga pausa. “Bueno, esta es ciertamente una propuesta única”, respondió finalmente Smyth. “Déjeme llamarle en otro momento”.
Esa conversación del 13 de noviembre pasado, aparentemente poco propicia y ligeramente extraña, resultó ser el comienzo de una complicada negociación transatlántica que acabaría llevando al grupo de rock más venerable (y más rico) del mundo a La Habana comunista la semana pasada para un concierto gratis que atrajo, según algunos cálculos, a más de un millón de aficionados.
Elias, adinerado abogado corporativo de Curazao que financió el concierto por medio de su fideicomiso con fines caritativos, todavía no puede creer que su llamada a los Rolling Stones funcionara. “Es decir, ¿quién soy yo, por Dios?” dijo el martes, recordando la conversación. “Yo no esperaba que ella me llamara de nuevo. Pero 24 horas más tarde ella lo hizo. Y estaban de acuerdo”. Los intentos por llegar a Smyth para que comentara al respecto fueron infructuosos.
Debido a que el concierto se llevó a cabo la misma semana que tenía lugar la histórica visita a Cuba del presidente Obama, la primera por parte de un presidente estadounidense desde 1928, muchos han supuesto que el momento y preparación de la misma estuvo relacionado de algún modo. Pero Elias afirma que todo fue una coincidencia provocada por su lectura de la noticia de que los Rolling Stones empezarían una gira de cinco semanas por Latinoamérica a principios de febrero.
Su pasión, típica de la generación de postguerra, por los grandes festivales de música rock como Woodstock, y su conocimiento de que funcionarios cubanos estaban ya en búsqueda de intercambios culturales para abrir la isla, dieron a Elias la idea de contactar a los Rolling Stones. Y Elias tenía algunas conexiones a través de un festival anual de jazz de Curazao financiado por su fundación que ha incluido invitados tales como Stevie Wonder y Alicia Keys.
Pero hasta que Smyth no lo llamó de vuelta, 24 horas después de su primer contacto, para decirle que el grupo quería hacerlo, Elias no tenía la menor idea de lo compleja que sería su tarea. “Cuando los muchachos — así los llamó la señora Smyth — cuando los muchachos salen de gira, lo que ellos organizan es algo completamente de otro mundo”, dijo. “Es lo mejor, y tiene que ser mejor que todo lo demás. El equipo de producción tuvo que empezar a pensar cómo hacerlo posible”.
La devastada economía de Cuba apenas puede conseguir los productos más básicos, mucho menos todos los equipos electrónicos y las bagatelas necesarias para producir el circo tecnológico que es un concierto de rock moderno. Prácticamente todo, desde las torres de luces hasta las botellas de agua, tuvo que ser conseguido en otra parte del mundo y traído por vía aérea.
Los mismos Rolling Stones acordaron hacer el concierto gratis, pero todos esos suministros tuvieron que ser pagados. Rolling Stone Magazine reportó que poner el concierto en escena costó $7 millones. Elias no quiso hablar de los detalles financieros —“Por favor, ahórrense las preguntas indecentes” dijo en una voz severa antes de echarse a reír— pero admitió que “no fue barato” lo que tuvo que pagar su fundación, Fundashon Bon Intenshon.
Se cree que parte de la inversión será recuperado con la venta de la grabación en DVD del concierto.
En comparación con el lado financiero del concierto, dijo Elias, las negociaciones políticas fueron fáciles, aunque tomaron mucho tiempo. Funcionarios del gobierno de Curazao lo ayudaron a ultimar los detalles con los ministros cubanos de Cultura, Finanzas y Economía. Ricardo Cabrisas Ruiz, vicepresidente del consejo de ministros de Cuba, estuvo también involucrado en las negociaciones, pero no Raúl Castro, hasta donde sabía Elias.
Los problemas que se presentaron, dijo Elias, fueron menos ideológicos que generacionales. “Recuerdo un señor de edad —no voy a mencionar su nombre— que, cuando empezaron las negociaciones a nivel gubernamental, dijo: “Los Rolling qué?”, afirmó Elias. “Él no tenía idea de lo que estábamos hablando ni a quién nos estábamos refiriendo”.
No parece demasiado evidente por qué una fundación caritativa de Curazao o su abogado benefactor gastaría tanto tiempo y dinero en un concierto gratis para los cubanos, pero Elias dijo que el concierto no tenía motivaciones políticas ni económicas ocultas. “Yo nunca he hecho negocios aquí antes”, dijo. “Nunca. Yo vine de visita en la década de 1990, pero eso fue todo, sólo estuve de visita”.
La única agenda que él tuvo, dijo Elias, fue hacer algo bueno por el pueblo cubano, que no la ha pasado muy bien durante las últimas décadas.
“Si lo consideramos desde un punto de vista occidental, mirando de afuera hacia adentro, el pueblo de Cuba se pierde mucho”, observó. “Pensé que podría ser bueno acercárnosles con música. La música no crea envidia ni animosidad, sólo crea amor y comprensión”.
Aun así, Elias sintió su poquitito de animosidad durante el concierto. Los Rolling Stones no tocaron su canción favorita, Far Away Eyes (Ojos remotos). Al parecer, aun cuando pagas, you can't always get what you want.
The Rolling Stones play to 1.2million in Cuba! / The Rolling Stone chanel in Youtube
Fuente: Al Diaz adiaz@elnuevoherald.com