miércoles, 17 de marzo de 2010

El jefe de gabineta porteño afirma encuentro con leprechaun

BUENOS AIRES, 17 marzo 2010 (El Clarín).- El jefe de gabinete porteño, Horacio Rodriguez Larreta, tuvo un encuentro cercano con un ser mágico. A raíz de eso, intensificó los controles durante el importado Día de San Patricio. ¿La suerte estará de su lado?


Irlanda es tierra verde, llena de magia y leyendas. Dichas mitologías cuentan que existen unos seres enanos en los bosques de la isla, los llamados Leprechauns. Estos duendes poseen los dones de la hechicería, la astucia y una gran pasión por las bromas pesadas.


Se dice, también, que cuando San Patricio llegó a Irlanda a proclamar la fé cristiana, desterró a los duendes, prodigios propios de los paganos. Los Druidas, sacerdotes celtas, prometieron vengarse del santo enviando ejércitos de Leprechauns para arruinar sus planes de evangelización. Una guerra entre ellos se ha llevado a cabo desde entonces, cada 17 de marzo.


En la ciudad de Buenos Aires no creemos en duendes, brujas y demás. Pero que los hay, los hay. Así pudo confirmarlo Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gabinete del gobierno porteño, cuando uno de estos duendes se le apareció en sueños, anunciando los desastres que iba a provocar en las calles durante el Día de San Patricio. El Leprechaun, con una carcajada chillona y mordaz, le prometió botellas rotas, tachos de basura quemados, accidentes de tránsito, peleas, robos y disturbios varios en la vía pública. A cada palabra del mágico hombrecillo, la pelada de Rodríguez Larreta se cubría de sudor frío.


Despertó sobresaltado y afligido. Eran las cinco de la mañana. En una hora más saldría a correr, como todos los días, por lo que se duchó, desayunó frugalmente y se calzó sus zapatillas deportivas.


Trataba de distraerse trotando, pero las amenazas del maldito duende resonaban aún en su cabeza. Distraído por estos pensamientos, tropezó y cayó sobre el césped del parque. Fue entonces cuando, como una señal, vio una auténtica rareza: un trébol de cuatro hojas, amuleto de buena suerte según la mitología celta. Rodríguez Larreta lo recogió, lo guardó en su bolsillo y volvió a su casa.


Dos días más tarde, el jefe de gabinete de la Ciudad anunció medidas fuertes y estrictas para prevenir desmanes en esta tradición importada que, desde hace pocos años y al igual que Halloween, intenta penetrar en la sociedad argentina. Por supuesto, San Patricio es mejor recibido por los adultos, ansiosos de tener una excusa, por ridícula e incoherente que sea, para beber de más sin culpas.


Rodríguez Larreta, trébol en mano, se puso en campaña para hacerle tragar sus palabras al maldito duende. Controles de alcoholemia, vallados en calles estratégicas, cámaras urbanas en zonas de pubs, secuestro de vehículos a conductores alcoholizados, son algunas de las medidas que coordinarán la Policía Federal y la Metropolitana.


Luego de anunciar los controles, el jefe de gabinete apretó su trébol y murmuró en voz baja "No me falles, Pato".