SANTIAGO, 13 mayo 2010 (La Estrella).- Pablo Moreira, universitario que trabajaba en el supermercado, fue acusado de hurtar un lápiz, por lo que fue formalizado ante la justicia, sentenciado y automáticamente desafiliado de la empresa. Hoy, con sus antecedentes manchados y cesante, busca una indemnización por daños y perjuicios.
El pasado miércoles 5 de mayo será inolvidable para el estudiante de periodismo de la Universidad ARCIS, Pablo Moreira.
Como era habitual cumplía con sus labores como reponedor interno part-time en el supermercado Jumbo de la comuna de Peñalolén cuando escuchó su nombre por los altoparlantes del local. La guardia interna, Marjorie Alvear, lo solicitaba a él junto con su compañero de labores, Jonathan Boss, en el módulo llamado “Reloj Control”, ubicado en la entrada, para que devolvieran tres lápices que supuestamente habían robado.
Minutos antes, Pablo le había pedido a su compañero un lápiz para anotar algunos datos propios de su trabajo y éste sacó uno de un envoltorio que venía roto dentro de una caja con mercadería, lo que, según relata, es una práctica normal en este tipo de trabajo, pues la mercancía que viene con sus envoltorios abiertos no se vende, pero sí se puede utilizar y luego es devuelta al módulo de informaciones.
Después de ser acusado de robo por la guardia del local, Pablo y Jonathan fueron puestos a disposición de Carabineros, quienes le reconocieron que no había cometido ningún delito, pues nunca pasaron por caja sin cancelar el producto con la intención de robarlo ni menos salieron del supermercado con el lápiz.
“Para que sea hurto, yo, trabajador del Jumbo, tengo que salir por caja, marcar mi salida y ahí te revisan los guardias, si te encuentran algo, ahí te puedes ir detenido, te llama el administrador y te hace firmar una carta de renuncia. Hurto es cuando sales por tu voluntad, no cuando te llaman, menos si trabajas en ese lugar y estás en tu horario de trabajo. Al fiscal le dieron la declaración de Jumbo: que habíamos pasado por caja y no habíamos cancelado el producto”, reclama Pablo Moreira.
Este no sería el primer caso similar que involucra a Jumbo y a la empresa Cencosud, puesto que ésta se habría convertido en un constante método para despedir a trabajadores sin pagarles la indemnización correspondiente.
En el caso de Pablo, su despido habría significado un poco más de un millón de pesos, según él relata, sobre todo tomando en consideración que su hoja de vida era intachable.
Hoy después de pasar por una pésima experiencia en la que fueron tratados como cualquier delincuente común, Pablo Moreira y Jonathan Boss fueron formalizados por hurto y quedaron con la prohibición de acercarse al supermercado Jumbo de Peñalolén.
Los antecedentes de Pablo quedaron manchados de manera permanente al pasar por la justicia por un caso de hurto que nunca cometió… y todo por un lápiz de mil 390 pesos.
“Yo quiero dos cosas: pedir una demanda laboral para que me paguen mis años de servicio y una demanda civil por daños y perjuicios porque no nos presentaron pruebas y en la fiscalía tampoco pudimos defendernos porque entramos a la audiencia con diez personas más. Ahora estoy catalogado como ladrón en el supermercado, si quieren devolverme el trabajo, a mí no me interesa, yo voy a un tema judicial porque dañaron mi imagen y por las humillaciones que recibí”, dice Pablo.
Radio Universidad de Chile se contactó con el departamento de Relaciones Públicas de Cencosud para conseguir una explicación por este hecho de abuso laboral, pero la empresa declinó referirse al caso.