AUGUSTA, 24 agosto 2010 (DosManzanas.com).- Jennifer Keeton demandó a su universidad por no permitirle imponer su punto de vista moral -homófobo- a los alumnos que acudían a ella en calidad de consejera académica. Ahora un juez federal ha dado la razón a la intituión académica.
Keeton es una estudiante de 24 años de la Universidad Estatal de Augusta (Georgia, Estados Unidos) que colaboraba en el Programa de Consejeros Educacionales y que no dudaba en anteponer sus convicciones homófobas (que justifica por sus creencias religiosas) a la profesionalidad, estableciendo juicios morales sobre la sexualidad de los usuarios e indicándoles qué valores deberían respetar. La dirección de la universidad le exigió adherirse al protocolo establecido, so pena de no seguir trabajando como consejera, y le ofreció asistir a talleres sobre diversidad.
Keeton prefirió llevar el caso a los tribunales, con el apoyo del Alliance Defense Fund (ADF), una organización religiosa vinculada a grupos de “ex-gays”, y el viernes el juez federal J. Randall Hall emitió un veredicto a favor de la universidad, argumentando que una institución educativa debe ser capaz de exigir unos estándares académicos. Además, el juez declaró que la libertad religiosa de la demandante no había sido violada, ya que las acciones de la universidad se debieron “a la incapacidad mostrada por la demandante para desempezar su labor de consejera de forma ética y profesional -es decir, evitando imponer su punto de vista moral sobre los usuarios- en violación del código ético del programa.”
Keeton presentó ayer lunes una apelación.
Foto: Jennifer Keeton (Agencias)