WASHINGTON, 12 abril 2011 (EFE).- El rey del porno de EE.UU., Larry Flynt, ha elegido la Casa Blanca para desatar su último escándalo, con un libro que destapa las aventuras sexuales de los presidentes, los líos de faldas que escaparon a la prensa... y los de pantalones.
Desde Thomas Jefferson hasta Bill Clinton, todos los mandatarios de la mayor potencia del mundo han escondido algún secreto, dentro o fuera del Despacho Oval.
Esa es la premisa de la que parte "One Nation Under Sex", una peculiar investigación histórica del líder de la industria X estadounidense Larry Flynt que llegará a las librerías el próximo 26 de abril, según informaron hoy varios medios locales.
Con la ayuda del historiador de la Universidad de Columbia David Eisenbach, Flynt recorrió los Archivos Nacionales del país y varias librerías presidenciales para sostener su teoría de que la vida sexual de los presidentes ayudó a cambiar la historia del país.
La tesis se mantiene desde los llamados padres fundadores de la nación, como demuestra, por ejemplo, que Benjamin Franklin contribuyera al éxito de la revolución estadounidense "seduciendo a mujeres francesas".
Jefferson, por su parte, no liberó a sus esclavos inmediatamente después de la revolución como hicieron otros patriarcas, lo que lleva a Flynt a insinuar que le gustaba "pasar tiempo" con ellos.
A Abraham Lincoln también le agradaba "compartir camas con hombres", mientras que el presidente anterior, James Buchanan, fue un férreo defensor del sistema esclavista pese a que él mismo formaba parte de una minoría oprimida al tener un amante homosexual.
A lo largo de las 304 páginas del libro, Flynt analiza la cambiante actitud de la prensa ante los secretos sexuales de los presidentes, que durante años fueron un material jugoso para los diarios serios y pasaron después a taparse para proteger la seguridad nacional.
Un caso en el que se dieron demasiados detalles sobre lo que ocurría puertas adentro es, para el autor, el de John F. Kennedy, cuyas aventuras y posteriormente las de su esposa, Jackie, se airearon a toda voz, lo que "desilusionó" a un país que vivía una época de "romance con el Gobierno".
"Fue algo un poco chabacano. No me malinterpreten, yo soy el primero que defiende las aventuras de un presidente mientras pueda mantener el presupuesto equilibrado, pero creo que la discreción debería ser parte del juego", dijo Flynt en una entrevista con la revista "Newsweek".
El gran ejemplo de esa discreción fue George H. W. Bush, que nunca dejó que los rumores de que tenía una aventura llegaran a los titulares "porque no hablaba sobre ello".
La mayoría de los políticos, en cambio, "dejan que sus grandes bocas les metan en problemas", según Flynt, que les recuerda que deben tener cuidado porque "hoy en día, las cosas pueden acabar en grabaciones de audio o vídeo muy fácilmente".
Los políticos que ahora sueñan con la carrera a la Casa Blanca tampoco se quedarán fuera de la lupa de Flynt, que "hará más revelaciones sobre ellos a medida que se acerquen las elecciones", según indicó el coautor de la obra, Eisenbach, a Newsweek.
La mayoría se centrarán en los republicanos más conservadores, que son "los que lo ponen más fácil", añadió.
Flynt, fundador de la revista Hustler y productor de películas pornográficas desde 1998, se ha situado durante décadas en el centro de controversias en Estados Unidos, como retrata la película de Milos Forman "The People vs. Larry Flynt" (1996).
Fotos: Portada del libro "One Nation Under Sex" / Larry Flynt (Agencias)