Hitler en 1940, junto a Speer y Arno Breker (Hoffmann) |
Fotografía de Franz Krieger (New York Times) |
Las fotos, que incluyen además de algunas personales instantáneas de soldados alemanes, prisioneros de guerra y las de Hitler, varias de ellas en un vagón de tren saludando desde una ventana -junto a él, asomado a otra, aparece Bormann-, son un testimonio histórico de enorme valor pero también un recordatorio del trabajo a la sombra de la propaganda de los fotógrafos de los nazis, muy a menudo ellos también eso, nazis.
Franz Krieger, en una de las imágenes que forman parte del álbum recién hallado. NYT |
Hoffmann, Frentz y Krieger -podríamos añadir otros nombres: Benno Wündshammer, Arthur Grimm, Hugo Jäger, Franz Gayk-, forman parte, a diferentes niveles, de la historia poco conocida de la fotografía oficial y de guerra (como si ambas cosas pudieran ir separadas en el régimen) del III Reich.
Heinrich Hoffmann (Wikipedia) |
Hitler fue siempre consciente del poder de la fotografía, como lo fue del cine. Vigilaba cuidadosamente, hasta la paranoia, su imagen y el uso que se le daba.
Walter Frentz no era un tipo tan importante como Hoffmann, pero su carrera no está nada mal, en el sentido nazi, se entiende. Fue camarógrafo de Leni Riefenstahl, que ya es aprendizaje estético. Su primera foto de Hitler -observando atentamente un aeroplano, con intenciones probablemente poco pacíficas- data de septiembre de 1933. Le encantaba retratar al Führer: lo hizo cientos de veces. Sus retratos son menos estilizados que los de Hoffmann, con un toque íntimo. Y a diferencia de su colega utilizaba el color. Su serie de visitantes y residentes de los cuarteles generales de Hitler, de Canaris a Porsche y Krupp pasando por Otto Skorzeny, son un verdadero fotomatón del III Reich. Le gustaba presentarse como apolítico, aunque eso casaba difícilmente con su antisemitismo y aún más con su adhesión a las SS. La Gestapo, que no tenía precisamente la manga ancha, le juzgaba "fiable al cien por cien". No tenía tan buenas referencias ni Heydrich.
Hoffmann retrató a Frentz con Hitler, y este hizo lo propio numerosas veces. En muchas fotos de Hoffmann -como en la célebre de Hitler frente a la torre Eiffel en 1940- aparece Frentz filmando. Son significativos los silencios fotográficos de Frentz: entre los millares de fotos que realizó de 1939 a 1945, raramente se ven heridos, alguna vez cementerios y ¡una sola vez! un muerto. Como Krieger, fotografió prisioneros rusos en julio de 1941. El 15 de agosto le hicieron presenciar una matanza de supuestos partisanos y judíos, unas 300 personas. Portaba cámara y máquina de fotos. Pero no ha quedado ninguna imagen del asesinato masivo. El silencio más elocuente de Frentz.
El trabajo de Hoffmann, Frentz, Krieger y sus colegas invita a reflexionar. Sus fotos no eran en absoluto objetivas sino que poseían una enorme dimensión propagandística. Nunca han sido tan necesarias las advertencias de Susan Sontag en Sobre la fotografía como ante estas imágenes. Son todas fuertemente ideológicas, llenas de mensajes que quizá se nos escapan tras tantos años, pero nunca, jamás, en absoluto, neutras o inocentes. Buscaban seducir, convencer, adoctrinar. Comportaban toda una teoría de la élite política, de la raza, de la guerra. No dejaban de vehicular las teorías de Goebbels o Rosenberg.
También obligan, las fotos de los nazis, a una reflexión sobre nuestra fascinación -¿malsana?- por esas imágenes.
Krieger guarda aún un misterio. A diferencia de Hoffmann y Frentz, colgó la máquina y dejó su trabajo en la Propagandakompanie como fotorreportero para convertirse en simple soldado y servir como conductor de abastecimientos en Rusia. Tras la guerra no volvió a hacer de fotógrafo. Su mujer, Frieda, que aparece en el álbum, y su hija de dos años, murieron en el bombardeo aliado de Salzburgo. Las fotos desaparecieron. Dijo que quizá su madre las había escondido. Probablemente las encontró un soldado de EE UU y se las llevó sin comprender su significado. Ahora, como un viejo pecado, han salido a la luz para volver a poner la extraordinaria vida y destino de aquellos viejos fotógrafos alemanes en nuestras retinas, y, sin duda, también para someterlas al análisis de nuestras conciencias.
Austriaco y propagandista
- Franz Krieger es el misterioso autor del álbum de fotografías de dirigentes nazis, instantáneas de prisioneros del régimen nazi y el propio Hitler.
- Nacido en Salzburgo, murió en 1993. Estuvo en el campo de concentración de Minsk, en Bielorrusia, en calidad de miembro de una formación política del régimen nazi conocida como Reichsautozug. Tomó las imágenes en 1941.
- Su esposa, Frida Krieger, aparece en alguna de las fotos. Falleció en el bombardeo estadounidense de Salzburgo, en noviembre de 1944.
Ver la nota ilustrada Aparece en Nueva York un misterioso álbum con fotografías inéditas de la Segunda Guerra Mundial publicada en 22 de junio de 2011 en Wicked Magazine.