MÉXICO, D.F., octubre 25 (EL UNIVERSAL).- Una incontenible espuma blanca salió de la boca de José Manuel Gomar e inmediatamente comenzó a convulsionarse. El hombre de 51 años, y con retraso mental, golpeaba violentamente su cuerpo contra una banca de cemento en el parque Mártires de Tacubaya, delegación Miguel Hidalgo, hasta que quedó inmóvil.
Horas después llegó inconsciente a la sala de terapia intensiva en el hospital Rubén Leñero. Es el único testigo que vio al responsable de envenenarlo el martes pasado, junto con otros ocho perros que fallecieron, pero no podrá señalar al culpable pues fue diagnosticado con muerte cerebral por intoxicación.
“Mi tío pasaba horas en el parque, pero el 18 de octubre alguien vino a dar comida con veneno para perros y él la comió”, contó Jessica Gomar.
Ese incidente ensombreció a la colonia Escandón donde han muerto ocho perros que acostumbraban jugar en aquel parque, ubicado en la esquina de avenida Revolución.
Alguien, o varias personas, repartieron salchichas supuestamente con raticida y las colocaron en el paso de niños y mascotas. Las muertes comenzaron, denuncian los vecinos.
Unos murieron a unas horas de consumir el veneno, como Chata, una bóxer de 10 años que vomitó hasta convulsionar, por lo que Sandra Rodríguez, hermana del dueño, decidió sacrificarla el miércoles pasado. José Juan Santiago, del Centro Veterinario México, le diagnosticó fallas renales y hepáticas causadas por envenenamiento.
Otros lucharon varios días, como Cuco, un french poodle que alegraba la casa de Georgina Martínez, pero que murió intoxicado y con un dolor descrito en el Animal Care Center de Patriotismo como “insoportable”.
“¿Quién lo hizo y por qué? Tenemos temor, preocupación, de que detrás de esto esté un envenenador en serie”, dijo Martha Sánchez, integrante del comité vecinal de Escandón II.
Y es que las muertes de los canes y el estado de José Manuel han prendido focos de alerta en vecinos de las delegaciones Benito Juárez y Miguel Hidalgo, quienes han visto repetirse las muertes de mascotas en las últimas semanas.
Apenas el 6 de septiembre, a seis cuadras de Mártires de Tacubaya, murieron tres perros por envenenamiento con comida en el parque Pombo, delegación Benito Juárez. Y el 23 de agosto falleció otro can intoxicado por carne con raticida en el Parque Hundido.
“Si uno traza un círculo desde el primer caso en agosto hasta el de Mártires de Tacubaya, te das cuenta que él o los responsables se mueven en un perímetro cercano, hasta caminando. Lo preocupante es que dentro de ese círculo hay tres parques más en riesgo: el Clemente Orozco, el Miraflores y el Esparza Oteo, ¿va a atacar ahí también?”, cuestionó Héctor Rojas, presidente de la asociación Vecinos del Parque Hundido.
Los vecinos de la Escandón han clausurado simbólicamente el parque con cintas de “precaución”, pues temen que el veneno se adhiera a sus zapatos y lo lleven hasta sus casas.
Roberto Navarro, coordinador de Protección Civil de la Miguel Hidalgo, dijo que el parque estará así hasta el miércoles, cuando se den a conocer los resultados de un examen toxicológico en la zona, que determinará las medidas de desinfección pertinentes.
Los colonos han formado un comité de vigilancia y pidieron a un hotel ubicado frente al parque ver los registros de sus cámaras de vigilancia. Están decididos a encontrar al responsable. “Vamos a defendernos. Esto no puede quedar impune, no se pueden cortar tantas vidas así y que no se haga algo“, advirtió Jessica.