BOSTON, 16 marzo 2012 (El Economista España).- Los compañeros de las habitaciones compartidas es uno de los puntos que más problemas crea durante los años de universidad. Según informa el NY Times, Lindsay Blankmeyer, una estudiante de 22 años, ha demandado ante el tribunal de Boston al Instituto Easton de Massachusetts por los problemas de convivencia con su compañera de cuarto.
Aunque la estudiante lleva inscrita en el Stonhill College del Instituto Easton desde 2007, no ha sido hasta su último año de carrera cuando han estallado los problemas al ser destinada a la habitación de Laura Sidla. El motivo de las disputas ha sido su muy activa vida sexual.
Al no poder soportar las actividades de cama de su compañera, Blankmeyer pidió el cambio de habitación alegando razones de salud. Su defensa ha informado de que la joven ha sufrido "depresión con instinto suicida y síndrome de déficit de atención", y ahora la estudiante exige a la universidad que compense los daños causados con 150.000 dólares.
Cuando la universidad rechazó su petición, la estudiante se vio obligada a trasladarse a su piso de Nueva York donde pasó los últimos seis meses del curso. Sin embargo, no fue suficiente para que Blankmeyer se recuperase, pues la depresión ha impedido que la estudiante termine su carrera con éxito y se licenciase en septiembre de 2011.
Versiones contradictorias
Pese a lo denunciado por la estudiante, según Kristen Magda, portavoz de Stonehill, la universidad se comportó de manera profesional, y ofreció varias alternativas a la chica, entre ellas la de trasladarse a una habitación individual. Además, asegura que la estudiante "jamás ha revelado al personal universitario que sus problemas derivaran de la intensa actividad sexual de su compañera de habitación".