Ricardo III (Agencias) |
El rey británico murió, a los 32 años, en la batalla de Bosworth, que puso fin a la Guerra de las Dos Rosas, iniciada tres décadas antes.
Tristemente célebre por la desaparición de sus jóvenes sobrinos –"Los príncipes en la torre", a quienes encerró en la Torre de Londres –, fue protagonista, y villano, de la obra "Ricardo III", de William Shakespeare.
Esa obra fue la que inmortalizó la frase "Mi reino por un caballo", que el rey habría pronunciado al calor de la batalla y a poco de perderla, tras caer del animal que lo acompañaba en la lucha.
La culpa había sido suya: cuenta la historia - o la leyenda - que había puesto en apuros al herrero para que aprestara al caballo y que éste, para evitar la cólera real, se lo entregó aunque le faltaba un clavo a una de las herraduras.
Como sea que haya ocurrido el episodio, al ser vencido, Ricardo III fue enterrado sin mucha pompa ni ceremonia en un convento demolido en el siglo XVI, y sus restos se perdieron para siempre bajo cinco siglos de cambios y modernidad.
Gracias a unos documentos que le sobrevivieron los arqueólogos dieron con lugar donde, posiblemente, se le dio descanso eterno.
Un equipo de la Universidad de Leicester, en el centro del país, comenzó a excavar debajo de un estacionamiento el 25 de agosto.
Este miércoles aseguraron que los restos hallados muestran signos de una anormalidad en la columna y de un "cráneo hundido", lo que sugiere que se trate de Ricardo III.
Esta condición le habría dado la apariencia de tener un hombro a más altura que el otro.
Un "notable" descubrimiento
"Lo que hemos descubierto es verdaderamente notable", aseguró Richard Taylor, de la Universidad de Leicester.
El sitio del descubrimiento (PA) |
Philippa Langley, de la Sociedad Ricardo III, dijo: "Vinimos con un sueño y si el sueño se convierte en realidad, va a ser nada menos que un milagro".
Cualquier hueso que se crea haya pertenecido al rey serán analizados con los de sus descendientes.
El rey Ricardo III llevaba dos años como monarca cuando falleció. Fue el último rey inglés en pertenecer a la Casa de York.
Fue esta casa la que se enfrentó durante 30 años con la Casa de Lancaster en la llamada Guerra de las Dos Rosas.