ISLAMABAD, 10 septiembre 2012 (EFE) -- La niña cristiana paquistaní Rimsha Masih abandonó bajo fianza y en cumplimiento con una orden judicial, la prisión de Pakistán en la que pasó las 3 últimas semanas tras haber sido acusada de quemar textos coránicos.
La petición de fianza planteada por el letrado de la menor fue admitida por un tribunal de Islamabad después de que Rimsha permaneciera desde mediados de agosto internada en una cárcel de adultos a pesar de su edad y de su probada discapacidad psíquica.
Rimsha Masih (Agencias) |
La niña salió envuelta en muy fuertes medidas de seguridad, con decenas de agentes vigilando, y fue llevada en un coche blindado hasta un descampado cercano donde la recogió un helicóptero que la llevó a un sitio seguro.
"El comité creado por el gobierno --y encabezado por un juez-- es quien se está ocupando de su protección. De momento, la niña está en Pakistán y la idea es que pueda quedarse en el país", dijo el jefe de la Comisión Interconfesional de Pakistán, Sayid Ishaq.
Desde el inicio del caso, el pasado 16 de agosto, una de las principales preocupaciones de las organizaciones de derechos humanos y grupos que apoyaron a la niña es su seguridad, ya que muchos acusados de blasfemia son atacados en prisión o en los juzgados.
Las condiciones de esta niña la hacen especialmente vulnerable, ya que tiene alrededor de 12 años --cuatro menos del mínimo legal para encarcelar a alguien en Pakistán-- y un informe médico oficial determinó que su edad mental es de unos 7 años.
La fianza de 10.000 dólares fue dictada tras el enorme revuelo que desató el caso, en especial desde que el pasado fin de semana se develara un intento de falsear las pruebas en contra de la menor.
El imán de una mezquita del suburbio de Mehrabadi, donde vivía Rimsha, fue encarcelado el pasado domingo tras ser acusado por uno de sus asistentes de poner hojas arrancadas del Corán en la bolsa que contenía las cenizas de lo supuestamente quemado por la menor.
La situación de la menor provocó críticas de organizaciones de derechos humanos tanto dentro como fuera de Pakistán, y atrajo la mirada de varios gobiernos occidentales.