JAPÓN, 30 agosto 2008 (EFE).- El amor de los japoneses por los animales ha cristalizado en Tokio en el último grito en cafeterías, los establecimientos especializados en gatos, donde además de camareros trabajan animales que dan a los clientes cariño y compañía.
No es de extrañar que esta idea fructificara en Japón, donde un tercio de las personas vive sola y el sentimiento de soledad es uno de los mayores del mundo.
El servicio es muy simple, ya que sólo hay que pagar 500 yenes (4.5 dólares) por media hora de estancia rodeado de gatos, que se puede renovar cada 10 minutos a cambio de 150 yenes (1 dólar).
También se pueden consumir bebidas como café, té, zumo e incluso cerveza, pero no se sirve comida.
Eso sí, los clientes no se pueden traer sus propios gatos. Se trata de jugar o estar con gatos propiedad del local, de entre menos de un año y 3 años, que trabajan en esta cafetería.
Una vez en la cafetería y antes de relacionarse con los gatos es obligatorio el rito de ir al baño para lavarse las manos primero con un jabón especial y luego con alcohol, por razones de higiene.
La idea de este tipo de cafetería llegó de Taiwan, de donde un nipón que pasaba por la capital, Taipei, importó el concepto para ponerlo en práctica en Osaka, hace cuatro años. Desde entonces en plena primavera para el sector de las mascotas japonés, cuyo valor estimado es más de un billón de yenes (9.174 millones de dólares), han florecido decenas de cafeterías de gatos en Japón.
Sólo en Tokio ya hay una veintena, pero la pregunta es: ¿qué es lo que hace que un japonés pague 500 yenes (4,5 dólares) para tomarse un café rodeado de gatos?. Según la dueña de la cafetería gatuna Neko JaLaLa, Mariko Nakamura, las razones son varias, en muchas casas de la capital está prohibido tener mascotas y además los animales proporcionan un ambiente de relajación.
Además los amantes de los gatos siempre están contentos de ver y acariciar a estos animales. Sanae Inada, que visita varias cafeterías de gatos regularmente, dijo que como los dueños de gatos no suelen pasearlos por la calle, no pueden "conocer a otros dueños" que les aclaren las dudas sobre sus mascotas.
"Aunque tengo tres gatos, me apetece ir a la cafetería de gatos, por eso para que no se pongan celosos 'mis niños' les suelo llevar algunos regalos cuando vuelvo a casa".
Neko JaLaLa abrió en el barrio popular de Akihabara, la meca de la tecnología, el manga y los videojuegos de Tokio en enero de este año y ya está preparando la apertura de otro local en un barrio universitario para septiembre.
La dueña del local explicó que entre semana pasan unas 30 o 50 personas al día por el local y unos 60 en fin de semana. Hay clientes que se acercan a la cafetería 2 o 3 veces por semana y cada uno tiene su favorito, pero el gato más exitoso es Jack, un ejemplar negro de 2 años y medio, porque es muy tranquilo.
Los clientes de Neko JaLaLa son de todas las edades, desde adolescentes hasta ancianos de 70 años y tanto hombres como mujeres, pero esto es algo raro en este negocio, que normalmente está copado por las féminas.
Muchos jóvenes encorbatados se pasan por la tienda al mediodía y la dueña atribuye este fenómeno al estrés que sienten en el trabajo: "los gatos son caprichosos y no tienen que atenderles, por eso se sienten más libres que cuando están con perros".
En un país con un índice de natalidad bajísimo y una fascinación sin límites por todo lo tierno o "kawaii" , los gatos comienzan a ocupar el lugar que merecen en el ámbito económico.
No obstante, y a pesar de tanto éxito, Nakamura no esconde su preocupación por el futuro de estos animales y espera que los dueños sean "amantes de gatos reales" y que piensen en ellos cuando estén mayores.