SAN SEBASTIÁN, 2 septiembre 2008 (EFE).- No es "ni nudista ni exhibicionista". Irwin, un hombre conocido en San Sebastián por alargar sus paseos desnudo más allá de los límites de la playa de La Concha y circular en bicicleta tal y como vino al mundo, se define a sí mismo como una persona "libre" que aplica su "libertad de expresión".
Las caminatas de este francés, oriundo de Hendaya, que habla un perfecto castellano y disfruta al transitar totalmente desprovisto de ropa, suelen circunscribirse a la playa y sus inmediaciones, aunque en sus itinerarios en bici atraviesa las calles céntricas de la capital guipuzcoana ante la mirada atónita de quienes lo descubren por primera vez.
Sus andanzas han causado cierto revuelo, tanto que el grupo municipal del PP ha pedido que se endurezca la normativa para poder sancionar a Irwin, pero él cree que "es muy improbable" que esto llegue a ocurrir, porque "nadie quiere que se recorten las libertades fundamentales".
Algún paseante le espeta de soslayo un "tontolaba" cuando pasa a su lado, mientras que un ciclista le transmite sus ánimos, "aupa ahí", a lo que Irwin responde levantando su pulgar.
Reconoce que a veces recibe insultos, y añade que la "boca habla desde el corazón", por lo que si alguien le tilda de "cerdo" o "marrano", muestra el verdadero "estado de su corazón", y recomienda a esa gente que se "limpie por dentro".
Para Irwin su actitud es clara: "no provoca perjuicio" a nadie y no es una cuestión política, como algunos la quieren pintar. La cuestión está relacionada, en su opinión, con derechos básicos, y "a ningún político le corresponde entrar en esas cosas".
Al contrario de lo que podría pensarse, el comportamiento de Irwin tiene fundamentos intelectuales, como demuestran el libro y el vídeo que le han servido de inspiración: se trata del documental "Voluntad inquebrantable", sobre la vida de Leopold Engleitner, dirigido por Bernhard Rammerstorfer y del libro sobre psicología "Obediencia a la autoridad", de Stanley Milgram.
Subraya, con tono de evidente admiración, que Engleitner es "un modelo moderno" de lo que él llama "los grandes principios", e incluso alude a la figura de Jesucristo, para lanzar el mensaje a todos los cristianos de que "no juzguen al prójimo por las apariencias".
No sólo acude a La Concha donostiarra, Irwin ha estado en muchos lugares aplicando su libertad para ir en cueros: lo ha hecho en Francia y estuvo mucho tiempo en Barcelona, así como en otros lugares de Guipúzcoa y, a su juicio, es una minoría la que ve con malos ojos su actitud.
Explica que se desnuda cuando quiere, que va a la playa tanto en invierno como en verano, hace deporte y se desplaza en bicicleta sin ropa; eso sí, con el casco reglamentario bien ajustado.
Se reafirma en que no se puede regular lo que "no hace daño a nadie" y cree que "ir vestido de una manera u otra" (o desvestido) no causa mal alguno, lo que ocasiona daño es "la intolerancia hacia la diferencia".
"Apliquemos criterios válidos de justicia que no se basen en la apariencia", reivindica con vehemencia, y defiende los valores de fondo de la persona en su corazón; para él "eso es lo esencial".
Lo cierto es que, al margen de los argumentos de sus detractores y de sus seguidores, la inconfundible silueta desnuda de Irwin, su tupida barba y su inseparable bicicleta ya se han convertido en un motivo más del paisaje donostiarra.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Pedaleando desnudo "por la libertad de expresión"
1:59:00 a.m.
España