KIEV, 21 marzo 2010 (AFP).- El nuevo primer ministro ucraniano, Mykola Azarov, confesó el viernes haber llamado a un sacerdote ortodoxo para bendecir su oficina con el fin de espantar las vibraciones de su predecesora, Yulia Timochenko, y añadió que las reformas en tiempos de crisis no eran un asunto de mujeres.
"Era muy difícil respirar allí. Después de la bendición era más fácil respirar", dijo Azarov durante un viaje a Dnipropetrovsk (centro-este), citado por Interfax.
Azarov, reputado por ser un burócrata puntilloso, contrasta con la carismática e imprevisible Timochenko, cuyo gobierno cayó tras su derrota en las elecciones presidenciales de febrero, que ganó Viktor Yanukovich.
El nuevo primer ministro ha vuelto a criticar a Timochenko, a la que acusa de haber arruinado el país, muy golpeado por la crisis financiera mundial.
"La situación en el país es difícil, y hemos metido en el gobierno a personas capaces de trabajar 16/18 horas diarias y de llevar a cabo las reformas. No es un asunto de mujeres aplicar reformas", declaró Azarov el viernes, pese a matizar que respeta al sexo femenino.