MOSCÚ, 11 abril 2010 (La Voz de Galicia).- Artyom Saveleyev es un niño ruso de 7 años que el pasado jueves llegó solo a Moscú en un vuelo procedente de Washington. Su abuela adoptiva, Nancy Hansen, lo había acompañado hasta la capital estadounidense y allí, a bordo de un avión con destino a Rusia, dejó al pequeño con una mochila llena de rotuladores, unos caramelos y una nota. La nota, escrita a máquina, era de la madre adoptiva de Artyom, la estadounidense Ann Torry Hansen. Y, en ella, la mujer de 33 años, que es enfermera y vive en Shelbyville (Tennessee), explica a las autoridades rusas que ya no quiere seguir siendo la madre de Artyom porque el niño tiene problemas emocionales y es violento. «Después de dar lo mejor de mí misma por él, lamento decir que por mi seguridad, la de mi familia y la de mis amigos no puedo seguir siendo su madre», decía la nota.
Torry Hansen explica también que se siente engañada por el orfanato en el que vivía el pequeño antes de la adopción, porque no le informaron de la situación psicológica de este. En declaraciones a los medios de comunicación, la abuela adoptiva del niño ha asegurado que el pequeño dibujaba la casa en llamas: «Dibujaba la casa ardiendo con nosotros dentro. Y le decía a todo el mundo que iba a quemar la casa», ha dicho Nancy Hansen.
Torry Hansen había adoptado a Artyom, al que había rebautizado como Justin Hansen, un año antes en un orfanato de la zona oriental de Rusia, cerca de Vladivostok. El niño había llegado allí después de que las autoridades rusas retiraran la custodia a su madre biológica, que es alcohólica.
Las autoridades rusas han afirmado que el niño no parece haber sufrido malos tratos, pero que están investigando el comportamiento previo de la madre adoptiva. Además, Rusia suspendió el viernes las adopciones por parte de ciudadanos estadounidenses hasta que ambos países establezcan un nuevo marco legal para ellas.
El jefe de policía de la ciudad donde residía Artyom junto a su madre adoptiva estudia si el comportamiento de esta es constitutivo de delito. Las primeras conclusiones son que lo sería si el niño fuera estadounidense, pero no si es ruso, por lo que las autoridades no saben aún si podrán o no presentar cargos contra la familia adoptiva.
La decisión de Rusia de suspender las adopciones, al menos temporalmente, afecta a cientos de familias que estaban en trámites. Y es que Rusia es uno de los países a los que más estadounidenses acuden en busca de niños para adoptar. En el 2009 fueron casi 1.600 los niños rusos recogidos por ciudadanos norteamericanos. Por delante, de Rusia se sitúan China y Etiopía.