martes, 13 de julio de 2010

El Juli quiere torear infiltrado de un testículo

MADRID, 13 julio 2010 (El País).- Después de la visita de los doctores el matador madrileño ha recibido el alta hospitalaria y continúa su convalecencia en el hotel donde se hospeda en Pamplona. A pesar de las molestias y de tener puntos y la zona inflamada, el torero quiere cumplir con su segundo paseíllo en San Fermín. Su apoderado, Roberto Domínguez dice que "pasó una noche con muchas molestias, esta mañana tenía dificultades para caminar, pero está en el hotel, traquilo".

El mentor del torero insiste en que la intención del Juli es hacer su segundo paseíllo en Pamplona: "Aunque sea infiltrado. Hasta última hora de día no sabremos si puede torear o no". Este segundo compromiso sería con toros de la ganadería Jandilla junto Sebastián Castella y Miguel Ángel Perera.

El diestro fue operado bajo anestesia local y después recibió un relajante para poder coserle la herida. El Juli tenía rota la bolsa escrotal a la altura del testículo derecho.

A pesar de lo desagradable del percance el matador fulminó al toro de Victoriano del Río de una estocada y pasó a la enfermería, adonde su cuadrilla le llevó una oreja. Justo premio a su arrojo y pundonor, aunque cuando El Juli llegó a la enfermería, tenía la esperanza de que le hubieran concedido las dos orejas.


El Juli sufre una cornada en Pamplona

PAMPLONA, 12 julio 2010 (El País).- El Juli salió muy entregado en su último toro en la feria de San Fermín. En el primero de su lote de la corrida de Victoriano del Río, una de las ganaderías más cotizadas del momento, había cortado una oreja. El público pedía una más, pero no cedió el palco presidencial. Inconformista y con necesidad de corroborar su situación de primera figura del escalafón, el diestro fue todo entrega en el quinto toro.

El toro se paró y el matador quería trofeos a toda costa. Optó por el toreo de cercanías, el "arrimón" como se dice en el argot, una manera de torear, entre los pitones del toro que agrada mucho en Pamplona. Tan poco fue el sitio que dejó El Juli entre el toro, su cuerpo y el trapo que al animal solo le quedaba pasar por el engaño o prender al torero. Optó por la anatomía del diestro. Levantó sus pies del suelo y le dejó una cornada en un testículo. Una herida que, siendo bastante normal entre los toreros, no deja de provocar gestos de dolor en el público y molestias al matador.

A pesar de lo desagradable del percance el matador fulminó al toro de Victoriano del Río de una estocada y pasó a la enfermería, adonde su cuadrilla le llevó una oreja. Justo premio a su arrojo y pundonor, aunque cuando El Juli llegó a la enfermería, tenía la esperanza de que le hubieran concedido las dos orejas.

El diestro fue trasladado luego al hospital, donde, según ha informado su apoderado, el matador vallisoletano retirado Roberto Domínguez, ha sido operado bajo anestesia local y después ha recibido un relajante para poder coserle la herida. El Juli tenía rota la bolsa escrotal a la altura del testículo derecho. Un percance para muchos innecesario; para los más exigentes, propio de una figura responsable.

Este martes, a las once de la mañana, recibirá la visita de los médicos. Entonces El Juli podrá saber cuántos compromisos se perderá.