domingo, 31 de octubre de 2010

Crece la devoción por la Santa Muerte

CMAPECHE, 30 octubre 2010 (Tribuna).- Frente a un contexto mundial diario de ejecuciones y masacres, en el que enfermedades, hambre y tempestades naturales muestran su poder sobre la vida humana, un culto que aún ronda en lo clandestino cobra mayor fuerza en México. Calificado como ritual satánico por los dirigentes de las iglesias cristianas, la adoración a la figura mexicana de la Santa Muerte o Santísima Muerte conlleva oraciones y peticiones por salud, amor, suerte, dinero y protección.

Al fondo de un comercio de la calle 53 de la ciudad capital, las puertas de vidrio se abren. Un olor penetrante a rancio y viejo golpea el sentido olfativo. Una pequeña habitación de losetas blancas muestra sus entrañas, mientras que las velas de plástico iluminan un par de repisas de cemento en las que se encuentran figuras cadavéricas, ataviadas con vestidos de colores escarlata, blanco y negro.

El silencio lo rompe un murmullo. Es una plegaria que se eleva del cuerpo postrado ante la grandeza de la figura erguida. Es un rezo por la vida a la Santa Muerte. El incienso inunda la habitación. Desde una esquina del fondo una silueta de dos metros de alto parece observarlo todo con las cuencas de sus ojos vacíos, que parecen tragarse la luz.

Sus manos dan testimonio de su oficio, al que muchos de sus creyentes llaman “penosa tarea”. Es la imagen de la Santa Muerte que está lista para recibir su ofrenda para conceder la petición.

PRINCIPALES FIELES

En otro lado, enclavado en el corazón del barrio de Guadalupe, un hombre se dispone a orar. Recita un “Padre nuestro” y entrega como ofrendas cajetillas de cigarros y licor. Después eleva su plegaria ante un trío de cuadros clavados en la pared que enmarcan la imagen pálida de la Santa Muerte, que viste túnica negra y sostiene firme su guadaña.

Es el culto a la Santa Muerte. En su mayoría sus fieles son considerados delincuentes, narcotraficantes, asaltantes y personas de bajos estratos, dedicadas al comercio informal, ambulantaje o piratería, aunque también algunos posicionados rinden devoción a esta figura.

La historia del culto tiene larga evolución y se puede dividir en dos etapas. Primero se fueron conjugando los distintos elementos, que van desde la época prehispánica, pasando por el catolicismo de la época colonial, hasta la mitad del siglo XX.

Luego una rápida etapa, donde el conjunto de estos elementos da a la figura su actual apariencia, achacada a un entorno de marginación social, pobreza y delincuencia.

ORIGEN SINCRETICO

Algunos especialistas consideran que el origen de la Santa Muerte muestra detalles de sincretismo entre distintos elementos del culto prehispánico por los muertos, los dioses aztecas y mayas y la Iglesia Católica.

En la cultura helénica y occidental desde tiempos remotos existe en la mitología la figura de la muerte. Su imagen personificada más popular es la de un esqueleto con guadaña, y en ocasiones con túnica negra que lo cubre de cabeza a tobillos. En la iconografía se pueden ver claramente estos elementos en el culto actual.

CULTURA POPULAR

La leyenda popular, que se supone transmitida de boca en boca, indicaría que este culto nace alrededor de los años sesenta en Catemaco, Veracruz, México. En un local se vio la figura de la Santa Muerte dibujada en tablas de una choza. El culto se ha difundido sin organización fija, por temor a ser visto como satánico.

La Santa Muerte la adoran o veneran sobre todo personas que cotidianamente ponen en riesgo sus vidas, aunque otros también la invocan para proteger y recuperar la salud, artículos robados o miembros de la familia secuestrados. Es algo que empieza a ser usual en México.

Puede ser representada como figura masculina o femenina. En la primera lo visten de manera tenebrosa, con guadaña y rosario; en la segunda vestida con túnica larga blanca de satín y corona de oro.

La figura es humana andrógina, aunque tiende a tener más semejanza con la figura femenina, por la idea de que si nacimos de una mujer morimos por una.

Las figuras tenebrosas son en colores rojo, blanco y negro, para el amor, la suerte y la protección, respectivamente. Las ofrendas incluyen flores, tequila, cigarros, comida, tabaco y mariguana e incluso sacrificios de animales.

En estados del Norte del país hay capillas públicas a la Santa Muerte, que adornan con rosas y botellas de tequila, y en las que encienden velas en su honor.

Quienes practican el culto se refieren a la imagen de varias formas que tienden a ser apodos cariñosos, como flaquita, niña blanca, santita, chiquita, etcétera. Es un culto que ve a la muerte como algo innegable en la vida, una ley natural que se tiene que aceptar. Se le concibe como ser sufrido que se encarga de trabajos penosos, que se le dio gran poder pero una carga aún más grande.

Recibe su poder de Dios, a quien obedece, al ser la muerte un elemento indispensable para la vida. Bajo esto se ve a la Santa Muerte más como un ángel que como cualquier otra cosa.

“La muerte es justa y pareja para todos, pues todos vamos a morir”. Este es el ideal principal de la personalidad que se entiende de la Santísima como también se le conoce.

Algunas creencias que se tienen sobre el culto a la imagen, es que el que quiera acercarse, si tiene algún temor sobre su fervor o si se le falta el respeto, no debería iniciar. Además que es muy celosa su adoración.

La guadaña en una de sus manos es porque se cree que el alma tiene una unión con el cuerpo, que es hilo de plata. Entonces la muerte corta ese hilo con su guadaña, o con un mundo para representar su reinado, o con una calavera para representar a la muerte.

El color de su vestimenta depende de lo que se le pide, amarillo para el dinero, azul para la salud, los estudios y la verdad, blanco para el bien y la lealtad, y el negro para la brujería negra y para el mal.

Fotografía: Tribuna de Campeche

Ver otras notas relacionadas con la Santa Muerte publicadas en Wicked Magazine.