BERLÍN, 23 marzo 2011 (AFP).- La canciller alemana, Angela Merkel, anunció este miércoles que desea eliminar cuanto antes la energía nuclear de Alemania, confirmando el giro iniciado después de la catástrofe japonesa.
"Cuanto antes se salga, mejor", declaró en una conferencia financiera en Fráncfort (oeste), pese a que hace unos meses su gobierno decidió prolongar la vida útil de las centrales del país en contra de la opinión pública alemana, tradicionalmente opuesta a la energía nuclear.
No obstante, no ha anunciado ningún calendario preciso. "La salida deberá hacerse con prudencia" y el debate deberá realizarse con "bases racionales", agregó. "Discutir racionalmente significa que no sirve de nada cerrar las centrales nucleares si es para importar energía atómica de nuestros vecinos", precisó en alusión a Francia, sobre todo.La crisis nuclear de Fukushima en Japón "es un acontecimiento que marca al mundo y que va a cambiarlo. Es por ello que pienso que es justo darse un tiempo de reflexión" y ver cuáles son las "lecciones" que se pueden aprender de un evento de este tipo, dijo.
Merkel subrayó que "es urgente desarrollar el abastecimiento energético del futuro", juzgando que el final de la era nuclear en Alemania sólo llegará cuando los precios de la electricidad procedente de las energías renovables sean "abordables" y cuando las infraestructuras sean suficientes.
Pese a la precaución, la salida de Merkel será dura de aceptar para los cuatro gigantes de la energía alemanes, EON, RWE, EnBW y Vattenfall, todos operadores de centrales nucleares. Las cuatro empresas habían se habían considerado ganadoras cuando el pasado año la coalición gubernamental conservadora-liberal había cumplido una de las grandes promesas de campaña y anunció la prolongación en 12 años la vida de 17 reactores del país. Entonces, enterró el calendario heredado del gobierno precedente socialdemócrata-verdes, que preveía el cierre de la última central hacia el 2020.
Los gigantes de la energía que el año pasado fueron invitados a la cancillería para defender sus reactores, fueron sorprendidos por el cambio del gobierno.
La semana pasada, Merkel les había echado un jarro de agua fría al imponer el cierre provisional de los siete reactores más viejos del país. Y el martes, la canciller confesó su reflexión sobre la energía nuclear a un comité "ético" donde se sientan representantes de las iglesias y universidades, pero ningún representante de la industria.
Si EON y los otros mantienen por el momento el perfil bajo, para no afectar a la opinión pública traumatizada por lo que ocurre en Japón y no complicar todavía más la tarea de Merkel antes de las importantísimas elecciones regionales del domingo, no están desarmados. El patrón de EON, Johannes Teyssen, ya ha hecho saber en la prensa que en su opinión, "no es razonable deshacer solo una parte del paquete" legislativo que prevé la creación de un fondo de desarrollo de las energía renovables financiadas por las empresas que explotan los reactores nucleares.
Tanto EON como RWE dejan también en suspenso la cuestión sobre eventuales acciones jurídicas contra el cierre forzado de los reactores.