NUEVA YORK, 25 de mayo 2011 (EFE).- La multimillonaria y misteriosa Huguette Clark, heredera de una de las mayores fortunas de Estados Unidos, falleció a los 104 años en un hospital de Nueva York donde ella misma se recluyó hace años, aunque el contacto con el mundo exterior ya lo había cortado hace ocho décadas.
"La muerte de la señora Clark es una triste noticia para todo el que la quiso y respetó a lo largo de los años. Murió como quiso, con dignidad y privacidad. Vamos a tratar de seguir respetando su deseo de privacidad", dijo su abogado Michael McKeon en un comunicado recogido hoy por medios locales.
Esta mujer, que se codeó entre la alta sociedad neoyorquina con prominentes familias del momento como los Rockefeller, los Astor y los Guggenheim, se casó a los 22 años y tras un breve matrimonio decidió encerrarse en una gran mansión de la Quinta Avenida de Manhattan con vistas a Central Park plagada de obras de arte.
Previamente había vivido en una mansión de 121 habitaciones construida por su padre y rodeada de obras de Donatello, Rubens y Degas, entre otros, según detalla hoy The New York Times.
Durante las dos décadas que pasó recluida en el hospital neoyorquino donde falleció y donde se recluyó pese a no tener problemas graves de salud, la mujer vivió rodeada de muñecas antiguas y prácticamente nunca recibía visitas, explica por su parte The Wall Street Journal.
La vida de esta rica heredera había pasado muy inadvertida hasta que el año pasado el canal MSNBC contó su historia y puso en duda si su fortuna, valorada en más de 500 millones de dólares, estaba siendo bien gestionada por sus abogados.
La Fiscalía de Manhattan mantiene una investigación al respecto a petición de sus familiares, a los que Clark se negaba a recibir, según el Daily News, que asegura que incluso estaba registrada en el hospital con un nombre falso.
El apartamento que Clark tenía en la Quinta Avenida estaba considerado el mayor de esa conocida calle y se suma a otra mansión de 100 millones de dólares que la fallecida tenía en California y a una propiedad de 24 millones que poseía en Connecticut.
La misteriosa mujer -hija de uno de los "reyes del cobre" del siglo XIX y que llegó a ser el segundo hombre más rico del país- jamás vivió en las viviendas que tenía fuera de Nueva York, según el Daily News.
Clark se casó en 1928 con un hombre que procedía de una familia con cierto reconocimiento social, aunque "los artículos de cotilleo (de la época) comentaban que ella valía millones, mientras que él era un empleado de Wall Street que ganaba 30 dólares a la semana", apunta The Wall Street Journal.
A los dos años se divorció y abandonó toda vida pública, hasta ahora, que, con su muerte y sin herederos, deja una fortuna de 500 millones de dólares. Se cree que la fotografía más reciente de ella es de hace 80 años.
Fotografías: The Wall Street Journal