miércoles, 7 de abril de 2010

La hija bruja del cura



LONDRES, 7 abril 2010 (EFE).- El sacerdote encerró durante cuatro días a su hija, le obligó a beber aceite de oliva, le impidió ir al baño o le arrojó plástico caliente para expulsar al demonio de su interior.

Un cura inglés de la iglesia evangelista secuestró y torturó a su propia hija y la mantuvo sin comer durante cuatro días a base de aceite de oliva y leche ¿Y por qué razón se comportó así con ella? Porque el cura creía que su hija era una auténtica bruja cuyos poderes provocaban que la gente cayera dormida a su alrededor.

El cura no podía permitir que su hija estuviera poseída por espíritus malignos, de ahí que le aplicara técnicas tan extremas como arrojarle plástico hirviendo sobre sus pies, algo que según él expulsaría de su cuerpo al demonio. También la golpeaba con un trozo de madera, la ataba con una madeja de cables, le hacía sostener velas hasta el final -la niña tenía las manos llenas de ampollas- o en una ocasión le rajó el cuello y estampó su cara contra una pared.

La justicia inglesa ha acusado al cura de crueldad infantil, condenándole a ocho años y medio de prisión. Su actual mujer y madrastra de la niña también ha sido condenada por omisión de socorro y negligencia, y pasará cuatro años en la cárcel.