miércoles, 15 de septiembre de 2010

Símbolo fabricado con fervor patrio

CIUDAD DE MÉXICO, 15 septiembre 2010 (El Universal).- Cuando Jorge Mario Canuero, director general de Heráldica Creativa, inició en el negocio de la manufactura de la Bandera Nacional, le emocionó conocer los colores del escudo, cada elemento que lo conforma, el número de nopales, la forma del águila, las secciones del plumaje, el pico, las patas, los laureles y todo el simbolismo que conlleva el lábaro.

Con seis años como empresario, le conmueve hacer bien su trabajo porque cada lábaro patrio terminado representa a su país, aunque muchos no lo valoren.

“Reproducirla de la mejor manera posible me enorgullece y pienso que la honro a ella, a mis compañeros de trabajo, a mi familia y todo lo que quiero de mi país. Quien la borda, corta, pinta, imprime o vende, deja parte de sí plasmada”.

Sólo cuatro personas conforman el equipo de trabajo y tres más colaboran de forma externa para producir entre 10 y 15 de grandes dimensiones sumadas a centenares de varios tamaños que adornarán hogares, escuelas, dependencias o empresas y generarán miles de pesos al mes.

Las ventas del estandarte representan cerca de 90% de sus ingresos pues muchas son sobre pedido o proyectos especiales, el resto se divide entre las de logotipo empresarial y de distintas naciones.

“Dependemos del cliente, no son productos de primera necesidad y aunque no son artículo de lujo, pocos particulares buscan adquirir una bandera de calidad”.

Confía en que la gente, de acuerdo a la inpuntualidad mexicana, de última hora buscará el artículo para adornar y ese entusiasmo se reflejará en los primeros días de septiembre, incrementándose previo a los festejos de la Independencia.

Canuero comentó que al no ofrecer un producto de mínima calidad ni producción en serie sino artesanal bajo técnicas de impresión en sublimación, bordado a mano en colores, con hilo metálico o canutillo de oro, mismo material con el que se borda la banda presidencial, no encuentra competencia con el producto chino que es barato y sin cuidado en los detalles.

“Nos enfocamos a la venta en corporativos, nuestro cliente principal es Home Depot que nos compra todo el año alrededor de 70 banderas de grandes dimensiones; otras firmas como HP ondean nuestras banderas al igual que algunos laboratorios o municipios, como el de Coatzacoalcos, Veracruz, al cual confeccionamos la más grande que hemos hecho de 18 por 31 metros con un peso de 65 a 70 kilos”.

Considera que los fabricantes bien establecidos no superan la docena, pues muchos son pequeños productores que también hacen su labor; además, varias tiendas compran y revenden el producto.

El protocolo de confección

El dar vida a una bandera de 18 por 15 metros, por ejemplo, está precedida de varias acciones: primero unen los lienzos blancos donde va el escudo de ocho metros de circunferencia; mientras se termina el proceso de pintado, se arman los lienzos de verde y rojo con esquineros y refuerzos.

Para pintarlo, usa esmalte pero busca nuevas tintas a base de agua que no contaminen o con bajo impacto al ambiente.

Al terminar el escudo, se unen las partes inferiores y superiores faltantes de color blanco y se integran los otros colores; de forma interna y en todo su rededor se pone una cinta de polipropileno de 1.5 pulgadas para hacer un marco y que la tensión se distribuya en toda la bandera; por fuera otra cinta distribuirá el chicotazo.

“Para aquellas de interior, utilizamos raso, poliéster de seda o acetato; para exteriores, nylon husky que importamos de Nueva Jersey que viene con un tratamiento contra rayos UV que minimiza la decoloración, y un impermeabilizante”.

Los tiempos de hechura dependen de las dimensiones y complejidad, si es de 15 por 25 centímetros, que vale 90 pesos; 30 minutos son suficientes; mientras las monumentales con costo de 79 mil 900 pesos y de 15 por 25 metros, tardan una semana e involucran a cinco personas.

El compromiso con el gobierno

Aunque es el año del bicentenario y da cabida a la producción de banderas alusivas a la celebración, el entrevistado aclaró que no puede hacer nada fuera de lo que dicta la Secretaría de Gobernación, quien indica los elementos únicos contenidos en el lienzo y no se le debe añadir nada que no esté aprobado por el gobierno.

“Cuando iniciamos, tramitamos la autorización para la fabricación y venta de ejemplares de la bandera, en la oficina de Fomento Cívico, donde se nos indicaron características, medidas y elementos que debe contener de acuerdo con la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 8 de febrero de 1984”.

El confeccionar, pintar y bordar una bandera de México implica un respeto al símbolo patrio, una responsabilidad que de no cumplirse, al infractor tendría una multa de 250 salarios mínimos o un arresto máximo de 36 horas.

Si la infracción se comete con fines de lucro, la multa podrá aumentar a mil veces el salario mínimo y se decomisarán los artículos que reproduzcan ilícitamente la Bandera, Escudo o Himno Nacional.

Las banderas que nadie quiere hacer
Consciente de ser parte de un negocio, Canuero confesó que hay banderas impregnadas de significado y sentimiento de tristeza, que no le gustaría hacerlas.

Hace días, la Secretaría de Seguridad Pública le hizo un pedido de 50 banderas con su logo, el de la Policía Federal y el del gobierno federal.

“Esos lienzos son los que colocan sobre féretros de los elementos policiacos caídos en cumplimiento de su deber; entiendo que a alguien se las van a comprar y nuestra obligación es cumplir, así que por lo menos sabemos del uso que se les dará y las tratamos con especial respeto”.

Lejos del impacto indirecto económico y emocional que el crimen provoca en su empresa, con el objetivo de mantenerse dentro de las celebraciones del bicentenario, la firma está en concurso de licitación para confeccionar las banderas estatales que circundarán el monumento a la Revolución en la Plaza de República.

Fotos: Flickr