NUEVA YORK, 16 diciembre 2010 (New York Times).- La gente no es la única que esta engordando. Un análisis estadístico de mas de 20,000 animales sugiere que la epidemia de obesidad esta llegando a las mascotas, animales salvajes que viven muy cerca de los humanos y animales de centros de investigacion – posiblemente como senal de que factores ambientales además de la dieta y el ejercicio por lo menos son parcialmente responsables del crecimiento de la cintura.
David Allison, bioestadista de la Universidad de Alabama, en Birmingham, y principal autor de un estudio publicado hoy en “Proceedings of the Royal Society B”, se topo con la tendencia mientras buscaba una relacion entre el peso corporal y la longevidad en una poblacion de tities del Centro Wisconsin de Investigacion Nacional de Primates, en Madison. Decidio analizarla con mayor profundidad. Con ayuda de sus colegas examino el cambio de peso en una poblacion total de 24 (12 machos y 12 hembras), de 8 especies distintas, incluyendo primates y roedores usados para investigacion, gatos domesticos y perros, y ratas salvajes urbanas. Aproximadamente la mitad de los datos del analisis viene de roedores utilizados entre 1982 y 2005 en estudios de control del Programa Nacional de Toxicologia, que valora los niveles de exposicion segura a varios quimicos.
Los investigadores dieron seguimiento a la ganancia porcentual de peso de los animales por decada, asi como a la probabilidad de estos a ser obesos. Debido a la ausencia de directrices claras sobre lo que los animales debian pesar, los autores definieron obesidad como el peso superior al 85* percentil de cada grupo respecto al primer punto historico de la serie de datos. Tanto el incremento porcentual de peso corporal como la probabilidad de que un animal tuviera sobrepeso en una poblacion dada mostraron una marcada tendencia a la alza, y aunque el cambio fue estadisticamente significativo en menos de la mitad de los grupos al analizarse individualmente, fue altamente significativo de forma agrupada.
“Ahora bien, desconocemos por que ocurrieron estos incrementos, pero invita a cierta especulacion muy interesante”, destaca Allison.
El aumento en la obesidad humana normalmente se atribuye al incremento del consumo calorico y al decremento de la actividad fisica. “Pero tal vez hay otras cosas importantes – porque lo anterior no puede estar actuando sobre los tities ni las ratas ni los ratones del Programa Nacional de Toxicologia”, considera.
En algunos casos, la explicacion podria ser obvia: el salto de mas de 40% en el peso corporal de las ratas salvajes que se alimentan en las calles de Baltimore podria reflejar una dieta cada vez mas rica porque consumen nuestros desperdicios densos en calorias. En otros casos, factores ocultos podrian estar actuando. Por ejemplo, las toxinas que alteran el sistema endocrino pudieran estar llegando al sistema de agua potable, o patogenos particulares podrian estar teniendo un efecto generalizado sobre el metabolismo de los mamiferos, dice Allison.
¿Virus de grasa?
Nikhil Dhurandhar, investigador de obesidad del Centro de Investigacion Biomedica Pennington, en Baton Rouge, Louisiana, ha demostrado que un adenovirus humano llamado AD36 aumenta el nivel de grasa corporal en pollos y roedores. Y lo que es mas, descubrio que los humanos obesos eran tres veces mas propensos a infectarse con el virus que la gente no obesa – y los individuos mas pesados de ambos grupos tienden a infectarse. Dhurandhar informo sus descubrimientos en un documento de 2005 de coautoria de Allison.
El estudio actual es conceptualmente importante, afirma Dhurandhar, porque “centra la atencion en tener que analizar el ambiente y la forma en que esta cambiando, en lugar de enfocarse unicamente en el estilo de vida de una persona”.
Sin embargo, Jaap Seidell, investigador de nutricion y salud de la Universidad Centro Medico VU, en Amsterdam, quien ha estudiado la relacion entre el aumento de peso en mascotas y sus duenos, afirma que los datos presentados en el estudio podrian explicarse por factores de estilo de vida.
“Es un acopio de datos interesante, pero muy dificil de interpretar”, senala Seidell. Las mascotas y los animales salvajes bien podrian estar sujetos a los cambios en nuestros patrones alimenticios, y no hay suficiente informacion para concluir que los animales cautivos estan exentos a estas influencias, precisa. Otros factores tambien podrian haber cambiado. Por ejemplo, durante los ultimos 30 anos el numero de roedores en cada jaula pudo haber cambiado – lo que bien pudo haber afectado su cantidad de ejercicio.
“Creo que intentan desviar la atencion de la restriccion de actividad fisica y los alimentos de gran energia”, acusa Seidell.
El documento incluye la observacion de que Allison “ha recibido fondos, honorarios, cuotas de consultoria y donaciones de numerosas empresas farmaceuticas y alimenticias, despachos litigantes y entidades gubernamentales y no lucrativas interesadas en asuntos relacionados con la obesidad”. Sin embargo, Allison enfatiza que este estudio en particular no fue financiado por ninguna empresa.
Y Seidell admite que ciertos factores ambientales podrian estar afectando el ciclo de peso corporal de los humanos y otros animales. A la luz del cambio climatico, por ejemplo, algunos animales han dejado de hibernar y otros han acortado sus rutas migratorias estacionales.
El estudio actual, empero, no es lo bastante riguroso como para afirmar que esos factores fueron responsables, dice. “Creo que vale la pena hacer ese estudio sistematicamente”, agrega.