MIAMI, 2 diciembre 2010 (BBC).- El mercurio afecta el comportamiento del ibis blanco, "tornándolos homosexuales". Cuanto más alta es la dosis de mercurio que ingiere el macho, es más probable que forme pareja con otro macho.
Ésta es la conclusión de un estudio llevado a cabo por investigadores de Estados Unidos y Sri Lanka, quienes analizaron el efecto del mercurio en la dieta de estas aves. Los científicos hicieron estas pruebas para tratar de entender por qué esta sustancia reducía la capacidad de reproducción de las aves.
La contaminación de mercurio proviene de la quema de carbón y basura, así como de los desechos de la industria minera.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, muestra que las aves de los humedales se ven particularmente afectadas.
Mercurio y reproducción
Aunque los investigadores ya sabían que ingerir alimentos contaminados con mercurio puede afectar el desarrollo en los animales, el resultado del experimento los tomó por sorpresa.
"Sabíamos que el mercurio deprime sus niveles de testosterona (la hormona masculina)", le explicó a la BBC Peter Frederick, investigador de la Universidad de Florida y líder del estudio. "Pero no esperábamos esto".
El equipo alimentó a los íbises blancos con pequeñas porciones de comida con una concentración de mercurio equivalente a la que podemos encontrar en los camarones y los cangrejos que componen la dieta de las aves de las marismas.
Según los científicos, el estudio demuestra que el mercurio puede reducir dramáticamente los índices de reproducción de las aves y, posiblemente, de otros animales.
Por el momento, los investigadores no han logrado descubrir cómo funciona exactamente este mecanismo, aunque sí se sabe que el mercurio causa interferencias en las señales que emiten las hormonas. Por esta razón, podría tener un impacto directo en la conducta sexual en la que están involucradas estas hormonas.
Asimismo, los machos con la dosis más alta de mercurio en su cuerpo hicieron menos manifestaciones de su sexualidad. Esto hizo probablemente que las hembras los ignorasen.
Las bacterias -que viven en el barro espeso, carente de oxígeno- alteran químicamente el mercurio, dando como resultado su forma más tóxica: el metilmercurio.
Y esta sustancia química puede actuar como una suerte de impostor biológico, imitando a las hormonas que actúan como si fuesen señales químicas naturales del cuerpo.
Algunas de estas señales que están involucradas en el comportamiento reproductivo, pueden estimular a un animal a llevar a cabo un cortejo o motivarlo a aparearse.
"Hemos notado efectos muy marcados con concentraciones bajas de mercurio", aseguró Frederick. "Por eso necesitamos prestar más atención a este fenómeno".
Problema serio
Una zona pantanosa que permanece cálida todo el año, como los Everglades, es un medio ambiente ideal para que que el mercurio se transforme en metilmercurio.
Para Frederick, es importante que se tomen medidas para evitar que el mercurio ingrese en la zona de marismas.
Según Gary Heinz, un investigador del Servicio Geológico de Estados Unidos, el mercurio "es un serio problema en muchos ambientes acuáticos".
"No puede desglosarse, sólo moverse de un lado al otro y transformarse de una forma química a la otra", dijo Heinz.
"Y cualquier efecto que pueda reducir la productividad de una especie podrá ser dañino para la naturaleza".
Fotos: Ibis blanco (Agencias)