jueves, 2 de junio de 2011

El oxi, una nueva droga que estremece a Brasil

SAO PAULO, 1 junio 2011 (BBC).- El olor a plástico quemado y combustible emana de pequeños grupos de personas que consumen drogas al amparo de la oscuridad en las plazas de ciudades de la Amazonía en Brasil.

Son adictos del oxi, una droga que está causando estragos en pueblos y ciudades del Amazonas, gracias a su bajo precio, alrededor de US$1,00 la dosis.

La droga, una versión más sucia y devastadora del crack, es conocida también por su gran propensión a causar adicción.

La vida en las calles es dura. Tengo que encontrar dinero todos los días para comprar drogas y si no, no duermo", dijo a la BBC un adicto de oxi que habla entre una dosis y otra.

"(Si no uso la droga), me siento angustiado. Cuando se me acaba la droga, comienzo a pensar inmediatamente cómo la voy a conseguir".

Oxi, un diminutivo de "oxidado", ha estado en uso en las últimas dos décadas en la Amazonía, pero en los últimos años las autoridades han detectado un incremento notable en su consumo.

"El oxi representa cerca del 80% de la droga incautada en el estado de Pará, y ha reemplazado al crack como la droga de moda en la región", señala Ivanildo Santos, jefe de la unidad de crimen organizado de la policía de Pará.


Atención pública

La droga ha sido tema de debate público en Brasil en los últimos dos meses, ya que las autoridades la han detectado en grandes ciudades como Sao Paulo y Rio de Janeiro.

Los investigadores creen que, aunque el oxi continúa siendo la droga de los pobres, está comenzando a ganar terreno en las clases media y alta.

"Se está volviendo una epidemia, un problema de salud pública. Como el oxi es más potente y barato que el crack, la tendencia es que se vuelva la droga de más consumo en los barrios pobres periféricos de las grandes ciudades", señaló Santos.

El oxi está hecho de los restos de la producción de cocaína, mezclados con cal y gasolina o querosene.

"Hace un par de semanas, incautamos un alijo de alrededor de 20 kilogramos en Belén", dijo el jefe policial Eder Mauro.

"La violencia ha aumentado en nuestra ciudad por el uso del oxi, y es algo que tomo muy en serio porque un hermano mio murió por la adicción a las drogas".

En el Centro Nueva Vida, una organización que brinda asistencia a adictos, abundan las historias de vidas arruinadas y de familias destruídas por esta droga.

Luis Veiga, presidente del centro, dijo a la BBC que la mayoría de los 30 adictos que están tratándose allí consumen esta droga.

"Es una droga horrible. Los productos químicos que contiene son tremendamente dañinos para los órganos humanos, empezando por el hígado", expresó.

"Los usuarios también sufren de serios problemas mentales, como delirio y paranoia".

Luis Veiga fue también adicto a las drogas por 28 años. Perdió su negocio de bienes raíces y hasta quedó sin techo por más de una década, hasta que un ex empleado de su empresa lo rescató de las calles. Hace 21 años que no consume drogas y 18 que fundó el centro.

"La situación en las calles es peor hoy en día. Hay más violencia y nuevas y más poderosas drogas como el oxi", dijo Veiga.

Vidas destruidas

Todos los pacientes del centro están allí de forma voluntaria y se muestran deseosos de ofrecer sus testimonios.

"Yo era un efectivo policial, pero me dieron de baja porque mis superiores pensaron que yo estaba loco, pero era mi problema de drogas", señaló un hombre de casi 40 años que no quiso dar su nombre.
"Perdí mi familia. Mi esposa me dejó y se marchó con los niños y sólo los traficantes de drogas se interesaban en mí", expresó.

No pasó mucho tiempo para que este efectivo policial se convirtiera en criminal. "Comencé a robar y a llevar a cabo asesinatos por encargo de narcotraficantes".

Desde hace dos meses no consume droga y abriga la esperanza de reconstruir su vida con su familia."Espero que mi familia me acepte nuevamente, pero no se si será posible. Los hice sufrir mucho".

En el centro hay también un joven de 17 años que empezó a consumir oxi a los 12 años. "El oxi es la droga más fuerte que he usado, mucho más que el crack".

El adolescente, que estuvo dos años en prisión por robo y confiesa haber matado al menos dos personas, terminó hace poco un programa de rehabilitación de 4 meses, ha regresado a la escuela y tiene esperanzas de reiniciar su vida.

"Estoy muy arrepentido del tiempo que perdí con las drogas y me entristece saber que el oxi se está propagando por todo el país".