VANCOUVER, 3 septiembre 2011 (EFE).- Una llamada que alertaba sobre un posible envenenamiento en un edificio de oficinas de la calle Vancouver movilizó a la policía canadiense.
Tres empleados se encontraban desorientados, con las extremidades entumecidas y mareados, pero no por veneno alguno, sino por haber ingerido sin saberlo un pastel de marihuana.
Una mujer llevó a su trabajo unos ‘brownies’, que decidió compartir con sus compañeros sin conocer los verdaderos ingredientes del postre. Su hijo los había hecho y los había olvidado en el congelador.
La mujer al verlos decidió llevarlos al trabajo para compartirlos con sus compañeros, sin saber que tres de ellos terminarían en el hospital.
El joven admitió que él mismo los había elaborado por lo que fue condenado a realizar servicio a la comunidad.
Imagen: Excelsior