LUGO, 17 septiembre 2010 (El País).- La actividad frenética que se vive en el interior de los poco más de 100 metros cuadrados de la librería Balmes es la propia del inicio del curso escolar. En el suelo se amontonan bolsas con libros de texto, mientras un comercial ofrece las últimas novedades editoriales o reediciones de éxitos que nunca perecen. Y es que en este establecimiento de Lugo lo único que tiene fecha de caducidad es el inmueble, que acoge desde 1887 la que está considerada como la librería más antigua de Galicia.
Saber quién fundó el negocio es un objetivo imposible, pero da la sensación de que lo ubicó en el lugar equivocado, en el número 2 de la Plaza de Ángel Fernández Gómez, pegada a la parte posterior del Ayuntamiento. Y es que es el propio Consistorio el que ha acordado iniciar los trámites de expropiación para ampliar las instalaciones municipales y habilitar el inmueble de la librería y otro anexo, el número 4, como un centro de nuevas tecnologías.
"Soy el de la Balmes, vino el libro de Religión que le faltaba". Es la información que traslada telefónicamente a un cliente José, uno de los tres socios que se quedaron con el negocio cuando se jubilaron las anteriores propietarias, que, a su vez, lo heredaron, a mediados del pasado siglo, de su tío, Álvaro González Castrodá.
Mientras tanto, el comercial no para de activar su portátil ofertando títulos. "Empezó ayer una serie de Los Pilares de la Tierra y hay una edición nueva", dice el vendedor. "Pues pida tres", le responde la mujer de Vicente, otro de los copropietarios, única trabajadora al margen de los dueños. Y es que la obra de Ken Follet, junto con el misterio de El Código Da Vinci, son, tal vez, los títulos más vendidos en la larga historia de esta reputada librería.
Entra luego un chaval muy joven, aunque con una vestimenta cargada de nostalgia. Luce una camiseta de la Roja, pero rotulada con el nombre de Raúl. Con ese atuendo que desprende tanta añoranza como polémica generó en su día, recoge el material escolar que le faltaba y se marcha con un rictus de nulo entusiasmo. Es la vida de la Balmes, que desde hace más de 120 años se reproduce cada día.
Vicente, que comenzó a trabajar en el negocio a los 15 años y que desde hace seis lo hace como copropietario, asegura que hay familias que guardan con el establecimiento una fidelidad "de película", que se prolonga hasta la cuarta generación.
En las estanterías de este espacio alquilado se amontonan miles de volúmenes. ¿Cuántos? "No lo sé, pero son muchos, meu rei", responde Vicente, que hace un poco las funciones de portavoz, pegado al busto más ilustre de la literatura española, Miguel de Cervantes. Pero si desde el Ayuntamiento de Lugo no se vuelven atrás, pronto quedarán vacías. La intención municipal es consumar la expropiación y acondicionar los inmuebles con cargo a fondos del plan Urban, lo que quiere decir que las obras deberán estar iniciadas antes de 2013 y concluidas, como muy tarde, en 2015.
Al lado de la Balmes, los propietarios poseen otro negocio de papelería y objetos de regalo que no entra en el proceso de expropiación, pero que por sí solo, dicen, "no se mantiene". A día de hoy, estos libreros están un poco aturdidos. Han recibido "las mejores palabras" de los vecinos del Gobierno local, pero la cifra que les propusieron pagarles "es de risa". "Con lo que nos pusieron en el papel, no da ni para un utilitario", matiza.
Quieren mantener vivo un negocio tantas veces visitado por el narrador y dramaturgo Ánxel Fole, el Premio Nacional de Literatura Infantil Paco Martín (sobrino de las anteriores propietarias), el escultor Paco Pestana o el pintor Quique Bordell. De hecho, ya sondearon los precios de bajos por las inmediaciones, pero "está imposible". "Tendríamos que pagar más del triple y para eso, el negocio no da", se lamentan los propietarios de la librería. Si en "el papel", como denominan a la oferta que les trasladó el Ayuntamiento, no aparecen otras cifras, Vicente lo tiene claro: "Cerramos".
Mientras el futuro de la Balmes está en el aire, los socios propietarios no paran de recibir llamadas interesándose por la situación de la emblemática librería. Hay clientes que les proponen iniciar una campaña de recogida de firmas y otros les piden que no se queden de brazos cruzados. Es algo que los libreros agradecen "infinitamente" y no descartan la adopción de alguna medida si el entendimiento con el Ayuntamiento de Lugo no llega. Ellos todavía no han acabado de pagar el precio que pactaron en su día por hacerse con un negocio en el que prácticamente se han criado y que, subrayan, "forma parte de la historia de Lugo y casi de Galicia".
Fotografía: José Rábade y Vicente Montes, dos de los tres propietarios de la librería Balmes de Lugo (EL País)
viernes, 17 de septiembre de 2010
La librería más antigua de Galicia, expropiada para crear un centro de tecnología
10:10:00 a.m.
España