miércoles, 27 de octubre de 2010

Hombre quemado espera trasplante de cara en Texas

FORT WORTH, 27 octubre 2010 (AP) — Tras un accidente horrible con cables de alta tensión hace dos años, un hombre de 25 años sufrió quemaduras tan graves en el rostro que lo dejaron terriblemente desfigurado: sin ojos, nariz, cejas o labios.
Aunque los doctores pudieron injertarle piel y músculo de su propia espalda y muslos en el cráneo, Dallas C. Wiens ha superado obstáculos burocráticos para buscar un donante y someterse a un trasplante de rostro que le devuelva la sensación del tacto en la cara. Quiere sonreír, oler la lluvia y sentir los besos de su hija de tres años.
"Extraño poder ver", dijo Wiens. "Pero extraño más la sensación de mi cara y el sentido del olfato".
Hoy día, después de una veintena de cirugías, la nueva ley federal de salud le ha ayudado para quizá ser la tercera persona en Estados Unidos que se somete a un trasplante de rostro.
Wiens se realizó decenas de exámenes físicos y psicológicos antes de que el Brigham and Women's Hospital de Boston —uno de los únicos dos centros que realizan el procedimiento en Estados Unidos— aprobaran su procedimiento este mes.
La ley federal de salud lo ayudó a superar un obstáculo que le al permitirá que el seguro de su padre pague el medicamento que necesitará tras la operación. Wiens probablemente deberá esperar meses para hallar un donador, de acuerdo con los médicos.
"Estoy un poco nervioso, como es de esperarse con cualquier procedimiento como éste. Estoy sumamente emocionado por la posibilidad de tener de nuevo una vida normal", dijo. "No hay palabras que describan cómo será eso".
Wiens no recuerda el accidente de noviembre de 2008 que lo dejó sin rostro. Ayudaba a su hermano y a su tío a pintar una iglesia cuando, mientras iba en la canastilla de una grúa, tocó un cable de alta tensión eléctrica.
Estuvo en coma por tres meses y pasó un total de seis en el hospital Parkland Memorial en Dallas mientras le hacían cirugías.
El doctor Jeffrey Janis, jefe de cirugía plástica del Parkland Health and Hospital System, dijo que cuando se reunió con Wiens, su cabeza era "un cráneo carbonizado". Janis fue el primero que le habló a Wiens sobre la posibilidad de un trasplante de cara.
"Es verdaderamente milagroso que sobreviviera a la cirugía y dejara el hospital", dijo Janis.
Una capa delgada de piel cubre ahora las órbitas donde estaban sus ojos y la zona donde estaba la nariz. Wiens ha aprendido a moverse con la ayuda de un bastón para ciegos. Aunque no tiene labios ni dientes, habla con una voz clara y fácil de entender.
"Veo cada día como un reto, una oportunidad para la esperanza y la felicidad. Soy más feliz ahora de lo que creo he sido toda mi vida", dijo Wiens, quien vive en Fort Worth con sus abuelos.
Wiens no tenía seguro de salud cuando se accidentó. El programa gubernamental Medicaid, de asistencia para los pobres o incapacitados, pagó sus tratamientos iniciales en Parkland, pero se quedó sin ese apoyo cuando sus pagos por invalidez lo pusieron por encima de los límites de ingresos máximos.
Necesitaba que el seguro de su padre le ayudara a pagar los fármacos supresores del sistema inmunológico que necesitará después de la cirugía para evitar que su cuerpo rechace el implante.
El Departamento de Defensa pagará el costo de la cirugía, dijo Wiens. La dependencia subsidia el trasplante con la esperanza de desarrollar la capacidad para ayudar a soldados con graves lesiones faciales.
Alrededor de una decena de trasplantes de cara se han realizado en el mundo desde 2006, cuando se efectuó el primero en Francia.
Wiens es actualmente la única persona que espera trasplante de cara en el Brigham, dijo un portavoz del nosocomio. Nadie más está listado para un procedimiento similar en la Clínica Cleveland, la otra institución estadounidense que ha realizado este tipo de cirugía.
Un donante debe tener el mismo tipo sanguíneo que Wines y un color de piel similar, dijo el doctor Bohdan Pomahac en un comunicado del Brigham. Pomahac forma parte de un equipo de más 30 médicos que realizarían el trasplante en el hospital.
Wiens también sabe que después del trasplante, tomará tiempo para que recupere la sensación y la funcionalidad de su cara.
Dice que su hija —quien se refiere a su deformidad facial como "bubu"— lo ha mantenido motivado y le ha dado una meta, lo mismo que su fe.
"Ella dice: 'Papi tiene un bubu, pero Dios y los doctores harán que mejore el bubu de papi''', cuenta Wiens, quien está en proceso de divorcio. "A ella no le importa y nunca le ha importado desde el primer día que quedé desfigurado".




Fotos: Dallas C. Wiens (Gtres / AP)



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