LONDRES, 31 enero 2010 (BBC).- Mantenerse a tono con los tiempos es uno de los propósitos declarados de las monarquías contemporáneas en Europa, y la británica tiene este fin de semana en ese sentido un gran reto por delante.
Dos días tomó a los empleados de la reina Isabel II poner en hora el casi millar de relojes de la Colección Real cuando el Reino Unido abandone el horario de verano y retorne a la hora del meridiano de Greenwich.
Aunque el cambio de hora ocurre dos veces al año, esta es la primera ocasión en que se revelan detalles de la compleja operación logística y del número de piezas que componen la colección de la soberana británica.
Por ejemplo, el Palacio londinense de Buckingham -una de las residencias oficiales de la monarca- posee 500 relojes mientras que el Castillo de Windsor, en las inmediaciones de la capital británica, cuenta con 379.
Otro palacio, el de Holyroodhouse, en Edimburgo, Escocia, tiene 80 relojes.
Sumo cuidado
Como se informa en el sitio electrónico de la Colección Real, las labores de retrasar una hora los casi 1.000 relojes comenzarán este sábado con puntualidad y tras meses de preparación teniendo en cuenta los compromisos privados y oficiales en los palacios, y no concluirán hasta el domingo
Y aunque la cantidad de piezas es considerable, la calidad de los relojes también hace especialmente delicada la operación.
Robert Ball, el curador de la Colección Real, dijo que "hay piezas de mecanismos muy complejos con las que tener sumo cuidado".
Entre las antigüedades que posee Isabel II figura un reloj de mármol en forma de cabeza de mujer de raza negra diseñado por Jean Antoine Lepine, el relojero del monarca francés Luis XVI, y que fue adquirido por el rey Jorge IV del Reino Unido en 1790.
La pieza, ubicada en el Salón de Bailes de Castillo de Windsor, muestra la hora en números romanos en un ojo de la figura y en números arábigos en el otro.
Una caja de música en la base es activada cuando se tira de uno de los pendientes.