LOS ÁNGELES, 24 junio 2010 (El País).- Adiós al teléfono rojo. Barack Obama y Dimitri Medvédev han decidido  sustituirlo por Twitter. El viejo instrumento, mitad realidad mitad  ficción, que conectaba directamente a la Casa Blanca y al Kremlin en los  sombríos años de la Guerra Fría para contener in extremis el  estallido de un conflicto, ha dado paso al mucho más festivo y  transparente nuevo medio de comunicación descubierto por el presidente  ruso en su gira por el Silicon Valley.
Medvédev se interesó por los secretos del iPad, del iPhone 4 y otros  instrumentos surgidos de la creatividad de Apple, se entrevistó con  cerebros de la universidad de Stanford, conoció las peculiaridades del  modelo empresarial de Google en Cupertino y aprovechó su visita a  Twitter para abrir su nueva cuenta @KremlinRussia. Obama, que tiene la  suya desde hace tiempo, le invitó a utilizar a partir de ahora este  sistema para profundizar su relación.
Medvédev discutió, por  supuesto, con Obama y con sus principales asesores asuntos relevantes de  la actualidad internacional. Pero el interés despertado por su estreno  en Twitter, además de una prueba de la influencia alcanzada por las  redes sociales y los nuevos vehículos de comunicación, es un indicador  de que, en lo que respecta a la política, las relaciones entre Estados  Unidos y Rusia van como la seda. "Hemos hecho progresos que hubieran  sido impensables hace solo 17 meses", cuando Obama asumió el cargo, dijo  el presidente estadounidense.
Desaparecido el escudo antimisiles  europeo, firmado el nuevo START para la reducción de armas atómicas,  aprobadas las sanciones a Irán y coordinados los esfuerzos ante otras  crisis, como la de Corea del Norte, Obama y Medvédev certificaron la  amistad que les une -el éxito de la "reprogramación", como se ha dado en  llamar a este proceso- y su voluntad de extender esa colaboración a las  inminentes reuniones del G-8 y del G-20, que comienzan hoy en Toronto.
Tanta  es la cordialidad y la simplicidad de su agenda, que los líderes  tuvieron tiempo de salir de la Casa Blanca para ir a comer a la  hamburguesería preferida de Obama, un modesto local llamado Ray,s Hell  que está a rebosar desde que se supo la predilección del presidente.  Compartieron el paquete de patatas fritas. Pagó Obama. (Ver nota: Obama y Medvédev escapan a comer hamburguesas)
A falta de  discrepancias política reseñables, tanto Obama como Medvédev quisieron  destacar las enormes posibilidades futuras que pueden tener las  relaciones ruso-norteamericanas en otros campos. "Las relaciones entre  nuestros dos países no pueden quedarse en los asuntos de la Guerra  Fría", dijo el presidente norteamericano, "no pueden reducirse al tema  del control de armamentos, deben ampliarse al comercio, al intercambio, a  la promoción de energías limpias, a los asuntos que permitan más  prosperidad".
La visita de Medvédev a California no está motivada  solo por la curiosidad de conocer de cerca los nuevos artilugios que  cautivan al mundo. El presidente ruso está personalmente interesado en  desarrollar la industria tecnológica en su país y está impulsando una  versión rusa del Silicon Valley, un proyecto en la ciudad de Skolkovo  para el que busca asesoramiento y dinero de los grandes gigantes  tecnológicos norteamericanos. En el consejo de asesores de Skolkovo se  sientan, entre empresarios e investigadores rusos, el consejero delegado  de Google, Eric Schmidt, y el presidente de Cisco Systems, John  Chambers, quien ha aprovechado la visita de Medvedev para anunciar la  inversión de mil millones de dólares en Rusia.
Medvédev y Obama  hablaron de estos y otros potenciales mercados con miembros de las  cámaras de comercio de ambos países. Las posibilidades, en efecto, son  gigantescas, pero las dificultades también. Los inversores  norteamericanos saben que el Estado mantiene una fuerte conexión con los  negocios en Rusia y que no siempre garantiza la seguridad jurídica y la  libertad de movimientos que se requieren para el éxito empresarial.  "Hay cosas que deben de cambiar en el ámbito de los negocios", reconoció  Medvédev.
Ese será, con toda probabilidad, un tema de fricción en  el futuro. Pero, pese a toda la cordialidad, hay otras discrepancias en  estos momentos. Obama reconoció que Georgia, el país que Rusia invadió  hace dos veranos, es uno de ellos. El comercio es otro. Estados Unidos  se queja de los estándares comerciales impuestos por el Gobierno ruso,  que bloqueaban, por ejemplo, el acceso de pollos norteamericanos. Hoy  hubo avances en ese terreno y Obama dijo que apoyaría la entrada de  Rusia en la Organización Mundial de Comercio.
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jueves, 24 de junio de 2010
Obama y Medvédev sustituyen el teléfono rojo por Twitter
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