LONDRES, 15 julio 2010 (BBC).- A menudo escuchamos hablar de "calidad de vida" pero rara vez se menciona la "calidad de muerte": los estándares de políticas, tratamientos y cuidados para quienes enfrentan una muerte próxima.
Una nueva investigación llevada a cabo por Economist Intelligence Unit (EIU) en 40 países del mundo encontró que "demasiadas personas -incluso en países con excelentes sistemas de salud- sufren una pobre calidad de muerte, aún cuando ésta llega de forma natural".
El llamado "Índice de Calidad de Muerte" clasifica a los países estudiados de acuerdo a su provisión de cuidados paliativos, acceso a tratamientos analgésicos, políticas y fondos públicos para enfermos terminales, así como percepciones individuales y comunitarias de la muerte.
Ayuda final
Los investigadores entrevistaron a especialistas en cuidados paliativos, médicos, economistas en temas de salud y sociólogos y analizaron los datos oficiales disponibles.
Descubrieron que la mayoría de los sistemas de salud, no importa lo bien financiados que estén, confían en parte en las organizaciones de caridad y filantrópicas para brindar apoyo a los pacientes terminales.
El Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda y Bélgica fueron clasificados en los primeros cuatro lugares. Y en los últimos cinco sitios quedaron México, China, Brasil, Uganda e India. (Brasil y México fueron los dos únicos países estudiados en América Latina).
Tal como señalan los autores -que forman parte del grupo de la revista The Economist, "el Reino Unido se destaca en el mundo por su red de asistencia en hospicios y su establecimiento de estatutos y normas para el cuidado en el fin de la vida".
Aunque este país está lejos de tener lo que los autores llaman un sistema de salud perfecto, se destaca en varios indicadores como la concientización pública de la muerte, la disponibilidad de entrenamiento, el acceso a analgésicos y la transparencia en la relación del médico y paciente.
El índice deja en claro que contar con uno de los sistemas de servicios de salud más completos del mundo -como ocurre en muchas de las naciones más ricas- no significa tener una provisión de cuidados óptimos para el fin de la vida.
Al contrario, dicen los autores, en muchos de estos países, como Dinamarca -que ocupa el lugar 22- "la calidad y disponibilidad de cuidados paliativos es a menudo pobre y hace falta coordinar políticas".
La investigación fue llevada a cabo en países de altos y medianos ingresos, incluido el grupo de países BRIC -Brasil, Rusia, India y China- que cuentan con una enorme población, un gigantesco territorio y un fuerte crecimiento de su PIB.
"No sorprende -afirman los autores- que estos países hayan quedado los últimos lugares del índice".
"A pesar de que (en estos países) se encontraron excepciones de excelencia -como los servicios que ofrece el Hospicio África Uganda- el progreso en la provisión de cuidados para el bien morir es lento".
La muerte, un tabú
Los investigadores creen que para poder mejorar los cuidados paliativos hace falta combatir las percepciones que se tienen de la muerte y los tabús culturales.
"La muerte y el morir son estigma en algunas culturas, como en la china" afirma el informe.
"En Estados Unidos, la discusión del cuidado para morir a menudo provoca sentimientos religiosos enardecidos que consideran que lo primordial es la santidad de la vida".
"Y este asunto se complica por la percepción de que el 'cuidado en el hospicio' a menudo está asociado a 'rendirse'".
También es necesario, señala el informe, mejorar la disponibilidad de los fármacos analgésicos: los opioides como la morfina y sus equivalentes. Éste, dicen, es el "asunto práctico más importante" para el bien morir y es fundamental para la calidad de muerte.
Sin embargo, se calcula que en el mundo unos 5.000 millones de personas carecen de acceso a opioides, principalmente debido a temores por el tráfico y uso de drogas ilícitas.
Además, muchos médicos y enfermeras carecen de entrenamiento e ignoran cómo administrar este tipo de fármacos.
Tal como señala la Alianza Mundial para el Cuidado Paliativo, en gran parte del mundo no existe ningún tipo de cuidados para el fin de la vida.
La organización calcula que unos 100 millones de personas en el mundo podrían beneficiarse con hospicios y asistencia para morir bien. Sin embargo, sólo 8% de ellas tienen acceso a éstos.
"Mucha gente necesitada todavía no cuenta con hospicios ni cuidados paliativos, especialmente en el mundo en desarrollo donde cada año millones de personas mueren con dolor y sufrimiento", afirma David Praill, copresidente de la organización.