martes, 4 de enero de 2011

La actriz porno Kirsten Price pone a prueba el Kinect

LOS ÁNGELES, 4 enero 2011 (El Universal).- Nunca se pensó que lo XXX y el Kinect serían un complemento perfecto, aunque eso lo demostró de manera reciente la actriz de entretenimiento para adultos, la sensual Kirsten Price, quien realmente puso a sudar la gota gorda al novedoso sistema para videojuegos en una muy peculiar prueba, donde se puso al desnudo la calidad del rendimiento de este complemento para las videoconsolas.

Los editores de la revista y televisión en línea G4, decidieron someter a una prueba extrema al sistema de control Kinect, el cual tiene como función interactuar con el juego en cuestión sin la necesidad de utilizar los famosos controles.

De esta manera, pequeño grupo de especialistas contrataron los servicios de una de las mayores autoridades en videojuegos del planeta, la actriz porno Kirsten Price.

La experta decidió aplicar test donde se respondiera a incógnitas que están en la mente de todos los usuarios, como por ejemplo, ¿influye sobre los resultados del juego el tipo de ropa que llevas?, ¿Cuál es el rendimiento si hay algo que no pueda leer los ojos del jugador o sus facciones, y sobre todo, si el sistema censura cierto tipo de imágenes.

Las pruebas se desarrollaron en el laboratorio de la revista, en medio de una gran expectación y a puerta cerrada con un cámara y la maquilladora, mientras los redactores más jóvenes arañaban la puerta intentando entrar.

En cuanto al aspecto, se determinó que esto tiene poco qué ver. Para comprobar si el sistema de reconocimiento funciona de forma óptima, la joven se puso una máscara, unas gafas oscuras y una barba postiza. El sistema sólo la reconoció en este último caso.

Con respecto a la vestimenta, practicó diversos juegos, desde una falda larga, un vestido de colegiala y un disfraz de mapache. El reconocimiento falló en el disfraz de mapache, y se recalentó con el vestido de colegiala.

La última prueba pretendía averiguar si hay censura de las sesiones de video. Para ello, la señorita Price, se despojó de la ropa, y del diminuto bikini que llevaba debajo, quedando técnicamente desnuda, todo en aras de la ciencia.